Reabre el Museo Franciscano de Chillán: un reencuentro con la historia y la memoria local

Después de más de una década cerrado tras el terremoto de 2010, el Museo Franciscano de Chillán vuelve a abrir sus puertas al público, devolviendo a la comunidad uno de sus espacios patrimoniales más queridos. Durante décadas, este museo fue un paseo obligado para las familias chillanejas, un rincón de historia, arte y espiritualidad que reflejaba la profunda huella franciscana en la ciudad.
Gracias al trabajo conjunto de la comunidad franciscana y la colaboración de voluntarios y especialistas, hoy el museo renace con una nueva exposición instalada en la Sala Menor del convento. Este proyecto incluyó reuniones, restauración, organización y montaje de piezas que rescatan siglos de patrimonio religioso y cultural. Todo llevado a cabo por la misma comunidad que hace 15 años no descansó hasta ver el templo reabierto tras el terremoto del 27 de febrero del 2010.
El proceso de reapertura estuvo encabezado por Patricia González, encargada del museo; Patricio Contreras, estudiante de Antropología de la Universidad Austral de Chile y encargado del proyecto de reapertura; Pamela Villanueva y Elba Castillo, colaboradoras en la organización y montaje de la exposición; Sofía Cárcamo, creadora del Instagram del museo.
Durante semanas, el equipo trabajó en la limpieza, restauración y catalogación de piezas, muchas de las cuales permanecían guardadas desde hace años. “La idea no era solo mostrar objetos, sino reconstruir una historia a través de colecciones completas”, explica Patricio Contreras, quien ha aportado una mirada técnica y académica al proceso de conservación.
La muestra se distribuye en tres espacios: el Coro Mayor, el pasillo entre Coro Mayor y la Sala Menor, donde se ha habilitado una sala de reserva para la limpieza y preservación de las colecciones. Entre los objetos más destacados se encuentran 40 cuadros a color de 1893 (editorial Maison de la Bonne Presse, París), además de una serie de pinturas en blanco y negro de Giovanni Volpato que datan entre 1770 y 1800 (gracias a sus grabados el mundo conoció las obras de Rafael y los tesoros del Vaticano); figuras religiosas en madera policromada, lozas del siglo XIX, relicarios y objetos arqueológicos provenientes de distintas épocas.
Uno de los elementos más llamativos es un Cristo con ojos de vidrio del siglo XVIII, junto a cuatro esculturas de gran tamaño que representarían a la Virgen de La Merced, San Pedro, San Pablo y una figura dañada recuperada presuntamente del convento de Chillán Viejo. “Queríamos mostrar no solo piezas valiosas, sino la continuidad de la vida franciscana, su presencia educativa y pastoral, su vínculo con la comunidad”, explica Contreras. En el centro de la exposición destaca también el Árbol Franciscano, símbolo de la tradición que ha dado identidad a generaciones y que correspondería a una edición romana de entre 1860 y 1870.
Un proyecto nacido desde la comunidad
Más allá del rescate material, la reapertura del museo ha sido un acto de memoria colectiva. Vecinos, feligreses y excolaboradores han aportado recuerdos, fotografías y relatos que ayudan a reconstruir la historia viva del convento. “La gente se ha mostrado muy feliz, hay un cariño enorme por este lugar. Muchos nos han compartido fotos y testimonios de cuando el museo era parte de la vida familiar de Chillán”, comenta Contreras.
El joven antropólogo destaca que este proyecto fue posible “gracias al amor de la comunidad por su patrimonio”. Gran parte de los materiales y recursos fueron aportados por los propios feligreses y voluntarios, lo que refleja el compromiso que la Iglesia de San Francisco ha mantenido a lo largo de los años.
“El museo se levanta sin grandes presupuestos, pero con un enorme corazón. Es un ejemplo de cómo la fe, la memoria y la colaboración pueden devolverle la vida a un espacio tan significativo. “El Museo Franciscano de Chillán vuelve a ser un punto de encuentro entre la historia, el arte y la fe. Su reapertura invita a la comunidad a redescubrir un espacio que forma parte de la identidad local, manteniendo viva la memoria de aquellos que construyeron y conservaron este legado durante siglos”, precisa Patricio.
Dentro de los próximos días, la comunidad de San Francisco informará respecto de la apertura a público, horarios y condiciones para visitarla