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El costo invisible del trabajo

Señor Director:

En el contexto organizacional, hablar de salud mental ya no es opcional. Las empresas que aspiran a perdurar entienden que el bienestar emocional es un factor estratégico, no un beneficio. Sin embargo, seguimos premiando el sobreesfuerzo, normalizando el estrés y llamando “compromiso” a la desconexión emocional.

La salud mental no es un lujo ni un beneficio extra: es la base de la sostenibilidad organizacional. Liderar hoy exige abandonar la lógica del control y del miedo, y abrazar la confianza, la consciencia y la empatía.

Como propone el biólogo y filósofo Daniel Lumera, fundador del Movimiento Mundial de la Gentileza, el liderazgo gentil no es blando: es valiente. Implica generar confianza en lugar de miedo, consciencia en lugar de control, sentido en lugar de rendimiento vacío. Coloca a las personas al centro, no como un eslogan, sino como una decisión estratégica. En este escenario, la implementación progresiva de la Ley de 40 horas refuerza el llamado a repensar cómo trabajamos. Según la encuesta Mercer publicada recientemente, un 68% de las empresas ha visto algún tipo de impacto productivo y la mayoría ya ajusta turnos o tecnologías. Este cambio no solo requiere eficiencia, sino también culturas más humanas y empáticas.

Porque una organización que enferma a su gente, tarde o temprano, también enferma su futuro. Y una que la cuida, construye legado.

Daniella Perinetti

Psicóloga

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