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Startups locales basadas en la economía circular buscan crecer y abrir nuevos mercados

Un crecimiento constante exhiben las startups locales de base tecnológica cuyo modelo de negocio se sostiene en la economía circular, vale decir, en la revalorización de residuos. En Ñuble hay tres claros ejemplos de pymes nacidas hace menos de diez años, que marcaron el inicio de una tendencia que hoy es norma: Reem, Repsyclick y RecicloAceite.

De la mano de la innovación, estas empresas identificaron oportunidades de negocio en un contexto de cambios normativos y de promoción activa del reciclaje por parte del estado, donde destaca la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), los acuerdos de producción limpia (APL), la Hoja de Ruta Chile Circular 2040 y otros instrumentos clave para la gestión de residuos, contribuyendo a la prevención, separación en origen, reutilización, reciclaje y valorización.

Reem, Resyclick y RecicloAceite hoy son referentes a nivel regional y nacional, han obtenido diversos reconocimientos en concursos de emprendimiento, innovación y medio ambiente; y las tres son parte de la asociación gremial Agrupatech Ñuble, grupo de emprendedores en innovación, tecnología y desarrollo de la región.

Reem

Reem inició sus operaciones en 2020, en plena pandemia, con el propósito de desarrollar y fabricar soluciones de packaging (bolsas y envases flexibles) compostable y transformarse en una real alternativa a la alta contaminación de los empaques tradicionales derivados del petróleo. La inspiración de encontrar nuevas soluciones de packaging fue la motivación de los socios fundadores de Reem, Erik Moll y Rolando Espinoza, para enfrentar este desafío.

Tres años antes, en 2017, Erick Moll comenzó a desarrollar la idea en un nivel inicial y sin un gran capital, donde la apuesta era importar estos envases compostables y comercializarlos en Chile, y a medida que lograran abrirse espacios en el mercado, partir con la elaboración propia de bolsas a partir de resinas compostables certificadas. Así fue como se asoció con Rolando Espinoza, propietario de Vibrosur, en cuyo predio, ubicado en el Camino a Huape, en Chillán, construyeron la planta de Reem, de más de 1.000 m2, con capacidad de producción de más de 9 millones de bolsas al mes, donde actualmente trabajan 15 personas y esperan sumar cinco en las próximas semanas.

Las resinas compostables certificadas son “plásticos” derivados de fuentes renovables y cuentan con sellos de organismos que validan su cumplimiento con estándares internacionales, como las resinas a base de almidones de maíz.

Leticia Contreras, gerente comercial de Reem, explicó que Reem importa la materia prima. “Nosotros somos codesarrolladores de resina, tenemos alianzas internacionales donde cada producto se elabora para cada cliente. Es un modelo de negocio integrado desde la resina hasta la tecnología para fabricar estos productos, nosotros tuvimos que traer mucha tecnología para poder adaptar las resinas a estas soluciones compostables”, explicó. Asimismo, este año comenzaron a reutilizar los residuos de la planta en la elaboración de productos específicos.

Reem ha tenido un crecimiento sostenido basado en sus clientes nacionales. Luego de cinco años, Reem se ha posicionado como un líder en bolsas compostables suministrando a importantes empresas del retail, a plataformas digitales de comercio y a la banca.

Contreras destacó que “la innovación y el cuidado del medio ambiente son ejes principales de la gestión del equipo Reem, lo que ha llevado al desarrollo de nuevos productos, de nuevos canales de distribución y a procesos productivos más sostenibles”. De hecho, recientemente lanzaron una nueva marca de bolsas para heces de mascotas y adelantó que están trabajando en las primeras bolsas para las cerezas de exportación.

Además, ya vislumbran en el corto plazo las exportaciones de sus soluciones de packaging compostables, lo que implica un gran desafío en levantar y buscar la incorporación de más inversión para dar sostenibilidad a la propuesta de valor de la empresa.

“Ahora estamos viéndole un proyecto a Casa Ideas para México. Igual nos han pedido también que podamos atender Mercado Libre en Colombia, México y Brasil; pero es un tema netamente de inversión, pues para hacer eso necesitamos levantar más capital de trabajo, más personal, más líneas de producción. Por eso estamos a un paso de poder mandar productos al extranjero”, indicó la profesional.

Repsyclick

Repsyclick es una empresa dedicada a la valorización de residuos orgánicos mediante la producción de bioestimulantes, fertilizantes y humus. Reconocida en distintos concursos, su enfoque se basa en la economía circular, transformando desechos en insumos agrícolas de alta calidad y eficiencia comprobada.

La empresa fue fundada en 2019 por Joaquín Benítez Benítez (representante legal y encargado de finanzas), Diego Montoya Herrera (jefe de innovación), Juan Roberto Sandoval (gerente general) y Herman Hormazábal Carrasco (gerente técnico). Con una visión de sostenibilidad, busca liderar la transición hacia una agricultura regenerativa, integrando soluciones de vermicompostaje y generación de energía limpia. Su propósito es aportar al desarrollo de una industria agrícola más ecológica, rentable y responsable con el medio ambiente.

Herman Hormazábal sostuvo que la empresa “busca dejar un mundo mejor a las futuras generaciones. Es una empresa de triple impacto: ambiental, social y económico. Nosotros hacemos valorización de residuos, es decir, recuperamos residuos agropecuarios y de la agroindustria, que tradicionalmente se irían al vertedero, y los llevamos a nuestra planta, donde los procesamos y luego devolvemos a la economía en forma de productos, que son fertilizantes, bioestimulantes (lixiviados y percolados de los procesos de la lombriz) y sustratos (humus de lombriz) para la agricultura; entonces, nosotros hacemos el círculo completo”.

Detalló que la materia prima que utilizan corresponde a residuos de la agroindustria, por ejemplo, de plantas hortofrutícolas, como Frutícola Olmué, o de la molinería, así como también de actividades agropecuarias, como el guano de animales o los rastrojos de la cosecha de granos. “Tenemos visado orgánico, de hecho, somos el primer producto a base de lombricompostaje industrial orgánico de Chile”, enfatizó.

Añadió que “también capacitamos a los agricultores para que generen sus propios fertilizantes, de hecho, llevamos 250 agricultores de Prodesal-Indap en capacitaciones”.

La planta y la sala de ventas se ubican en el sector El Rosal Bajo, en la comuna de Pinto. Según precisó Hormazábal, hay 12 puntos de venta de sus productos en la región de Ñuble, gracias a una alianza con dos distribuidoras, “y, además, tenemos dos asesores que recomiendan nuestra marca en forma directa”.

Mencionó que la empresa, a lo largo de su historia, ha contado con el apoyo de fondos de Sercotec y Corfo, de hecho, recordó que Repsyclick nació gracias a un aporte de $360 mil del Fondo Esperanza.

Hormazábal destacó que, desde su puesta en marcha, la empresa ha mostrado un crecimiento exponencial de sus ventas. “Hasta la fecha hemos reciclado más de 225 toneladas de residuos orgánicos en nuestra planta, lo que representa la captura de más de 83 toneladas de CO2”, subrayó.

“Además, uno de los valores principales es que este tipo de productos se importan, principalmente de Europa, entonces, solamente con el hecho de evitar ese flete, el costo y la huella de carbono del producto es menor. Entonces, nosotros ofrecemos al agricultor productos más baratos que la competencia y con huella casi cero”, acotó.

Consultado sobre las proyecciones de corto y mediano plazo, el profesional apuntó, en primer lugar, “a posicionarnos aún más en el mercado, principalmente en el mercado local” y, por otro lado, “ampliar nuestra paleta de productos, estamos sacando otro producto, que es un fertilizante a base de residuos del procesamiento de algas marinas, donde ya estamos con el primer prototipo, aprovechando que Ñuble es una de las regiones donde más algas se procesan en Chile”.

RecicloAceite

RecicloAceite es una empresa que desde 2017 está creando soluciones sostenibles con los residuos de aceite vegetal usado de hogares y empresas. En su planta ubicada en el Camino a Huape, en Chillán, hasta la fecha ha fabricado más de 10 productos ecológicos de uso doméstico e industrial, para industrias forestales y agrícolas.

Ignacio Riquelme Álvarez creó RecicloAceite en 2017 y según explicó, “lo que hace es mover una economía circular, a través del reciclaje de aceite usado, de la recuperación, con otros recicladores de base, que son mi apoyo con los que capto el aceite, y yo básicamente me dedico a transformarlo en sus propiedades físico-químicas, a través de reacciones bioquímicas, para poder darle una solución sostenible a través de productos biodegradables, que evitan la contaminación que este residuo puede generar, y creamos detergentes, jabones, lubricantes, velas y bioinsumos, todo con un enfoque ecológico, tanto en su línea productiva como en su impacto final”.

Acotó que en la obtención de la materia prima son actores fundamentales los recicladores de base, así como también las organizaciones sociales y los municipios. Por otro lado, reconoció el apoyo de entidades públicas, como Corfo, en el crecimiento y desarrollo del emprendimiento.

RecicloAceite comercializa estos productos en distintos segmentos en el mercado local y nacional, así como también exporta de manera indirecta a Perú.

Ignacio Riquelme añadió que su emprendimiento “tiene varias aristas en su modelo de negocio” y subrayó que, en su dimensión social, “es poder compartir conocimientos a través de talleres y charlas de educación ambiental, donde le enseño a la gente distintas técnicas para reciclar el aceite y el impacto que tiene el aceite en el medio ambiente”.

Con varios reconocimientos a su haber, recientemente, Riquelme obtuvo el primer lugar en el concurso Nada nos detiene Chillán 2025.

Consultado sobre las proyecciones de la empresa, planteó que “RecicloAceite está tomando un camino más de la mano de la innovación. Estoy postulando un proyecto a Corfo para contratar personal, de capital humano avanzado, que es como se llama el instrumento, y es justamente eso lo que quiero concretar, tener un profesional con un doctorado, para poder desarrollar productos con distintas tecnologías, entrar a otros mercados, lo que implica salir de los límites del mercado agrícola y doméstico y entrar a la innovación”.

Explicó que, en la práctica, “estoy viendo la posibilidad de desarrollar espumógenos biodegradables para combatir incendios, por ejemplo; diseñar celdas que protejan la fruta para la exportación en el packing, porque el aceite tiene un punto de congelación más alto que otros productos (…) Tengo un prototipo ya probado, pero falta profesionalizar la línea productiva y hacer todo un I+D, ojalá sacar patentes, etcétera”.

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