Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Crecimiento del PIB regional

En medio de un clima político y social crispado, donde el pesimismo se ha transformado en combustible para discursos y campañas, las buenas noticias corren el riesgo de pasar inadvertidas o, peor aún, ser desvirtuadas. Sin embargo, los datos recientes sobre la evolución de la economía en Ñuble ofrecen un contrapeso que merece ser considerado con seriedad y sin filtros ideológicos.

El Banco Central informó que el Producto Interno Bruto (PIB) regional creció un 3,5% en el segundo trimestre de 2025, en comparación con igual período de 2024. La cifra, que supera el promedio nacional de 3,1%, no solo consolida la recuperación observada en el primer trimestre (3,1%), sino que también confirma que Ñuble está logrando sortear con éxito un escenario macroeconómico todavía marcado por incertidumbres externas y tensiones internas.

La expansión se explica por el aporte de todas las actividades económicas. Destacaron los servicios personales, el comercio -que alcanzó un notable 5,9%- y el sector agropecuario-silvícola, junto con la construcción. En paralelo, el consumo de los hogares registró un alza de 3,6%, con un fuerte impulso en alimentos, bebidas, vestuario y combustibles. En otras palabras, se trata de un crecimiento diversificado que se refleja en la vida diaria de las familias.

Pero la interpretación de las cifras requiere matices. El economista Renato Segura, advierte que “si bien es una buena noticia, no resuelve los problemas de fondo que enfrenta la región”. En particular, señala que la mayor energía de la economía se concentra en actividades de bajo impacto en generación de empleos, como el consumo privado en bienes no durables, la industria de la celulosa y algunos servicios. Dicho de otro modo, la reactivación existe, pero no garantiza por sí sola un despegue laboral robusto.

Este análisis es clave porque evita caer en lecturas triunfalistas. La recuperación, aunque tangible, se apoya más en el consumo que en la inversión productiva de largo plazo. Y es en esa inversión -particularmente en sectores estratégicos como infraestructura, innovación tecnológica, agroindustria y energías limpias- donde Ñuble debe apostar para transformar su crecimiento en desarrollo sostenible.

Aun así, no podemos desconocer la relevancia del 3,5%. En un país donde los diagnósticos alarmistas se han vuelto moneda corriente, comunicar con claridad que Ñuble crece más que el promedio nacional no es un gesto de complacencia, sino un acto de responsabilidad. Significa recordarnos que la economía regional no está detenida, que existen sectores pujantes y que la región tiene capacidad para salir adelante si sabe aprovechar sus ventajas comparativas.

Ñuble no es una excepción en el concierto nacional, pero tampoco es una región condenada a la inercia. Su agroindustria, sus servicios, su comercio y su creciente dinamismo urbano son bases sólidas para proyectar un futuro distinto al relato sombrío que algunos intentan imponer. Claro que falta avanzar en empleo, diversificación productiva e inversión, pero negar las señales de recuperación económica sería tanto como renunciar a reconocer la realidad.

Empresa Periodística La Discusión © 2025. Derechos Reservados