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El tren que unió a Ñuble y sus alrededores será la base del nuevo Museo Regional que ya cuenta con su RS

Las antiguas bodegas ferroviarias de Chillán se transformarán en un espacio cultural de más de 7 mil metros cuadrados, donde el pasado de rieles convivirá con la memoria y el futuro de la región. La construcción del Museo Regional obtuvo la esperada Recomendación Satisfactoria (RS) para su ejecución, lo que da luz verde al desarrollo de una infraestructura que transformará el panorama cultural y urbano de nuestro territorio.

Durante gran parte del siglo XX, el tren fue la columna vertebral de Ñuble. Su silbato se escuchaba en la ciudad y los campos, marcando horarios, encuentros y despedidas. En la Estación de Ferrocarriles de Chillán se cruzaban comerciantes, familias, estudiantes y viajeros que hacían del ferrocarril un auténtico tejido social.

Los ramales fueron esenciales. El Chillán–Recinto abría camino a la precordillera, transportando madera, carbón y productos agrícolas. Pero uno de los más recordados fue el ramal Chillán–Dichato, que unía la región con la costa, convirtiéndose en un puente hacia el mar. Para muchos ñublensinos, ese viaje en tren no era solo traslado: era la promesa de las vacaciones junto a la playa, con la emoción de ver cómo la locomotora avanzaba entre campos y quebradas hasta llegar al balneario.

El tren y la vida cotidiana

Los relatos de la época evocan una rutina cargada de humanidad: los vendedores que subían a los vagones con mote con huesillo, sopaipillas y dulces caseros; los niños que corrían por los andenes para ver pasar la máquina humeante; las estaciones rurales que se transformaban en plazas de encuentro, ferias improvisadas y escenarios de fiestas.

El ferrocarril no solo movía carga, sino que alimentaba sueños y conectaba a Ñuble con el resto del país. Incluso en tiempos de tragedia, como tras el terremoto de 1939, los rieles fueron salvavidas: por ellos llegó ayuda, provisiones y esperanza en medio del desastre.

Con la modernización del transporte y la expansión de las carreteras, muchas líneas dejaron de operar y las estructuras ferroviarias comenzaron a decaer. Las bodegas y maestranzas de la Estación de Chillán quedaron en silencio, convertidas en testigos mudos de una época dorada.

Hoy, ese pasado encuentra una segunda vida. En esos mismos terrenos se levantará el Museo Regional de Ñuble, proyecto que rescata el patrimonio ferroviario como cimiento del futuro.

El Museo contempla una inversión de $33.555 millones y se instalará en una superficie de 7.070 m². De ellos, 3.289 m² corresponden a las antiguas bodegas ferroviarias, que serán restauradas para acoger las salas de exposición permanente y temporal, el auditorio y el acceso principal. Junto a ellas se construirá un moderno edificio de siete pisos y 3.781 m², donde estarán los depósitos de colecciones, laboratorios de conservación y oficinas administrativas.

El diseño, obra de los arquitectos Cristóbal Tirado y Alberto Moletto, fue elegido en concurso público y busca regenerar un espacio urbano abandonado para transformarlo en un polo cultural dentro del Parque Intercomunal Ultraestación.

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