Señor Director:
Países como Singapur, Japón y Corea del Sur no nacieron ricos, ni superdotados. Salieron de guerras, pobreza y devastación, pero entendieron una verdad simple: el desarrollo se construye con disciplina, exigencia educativa y cultura del esfuerzo. Hoy, lideran las pruebas internacionales porque pusieron la excelencia por encima de la comodidad.
En Chile, seguimos creyendo que la inclusión se logra bajando la vara. La educación se ha vuelto complaciente, las excusas abundan, y en lugar de formar jóvenes capaces de competir con el mundo, producimos generaciones que confunden derechos con privilegios y creatividad con falta de rigor.
La lección de Asia es provocadora: la inteligencia no es un regalo, es un entrenamiento. Si Chile no recupera la exigencia, el mérito y la responsabilidad individual, seguiremos condenados al estancamiento.
Jorge Porter Taschkewitz
