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“Creo que la eutanasia es un derecho de las personas del libre albedrio”

El Gran Maestro de la Masonería en Chile, Sebastián Jans Pérez, conversó con La Discusión sobre diversos temas de actualidad y también respecto al rol de la orden en la Región de Ñuble.

Durante su visita a la región, destacó la importancia histórica y presente de la masonería en el territorio, con logias activas en Chillán, Chillán Viejo, Coelemu y próximamente en Quillón, lo que refleja la expansión y relevancia de la institución en la zona.

Abordó también los desafíos que enfrenta el país en materia de gestión hídrica, asegurando que Chile avanza con retraso en la construcción de embalses, en un contexto de régimen hídrico cada vez más reducido. Asimismo, analizó el clima político, marcado por una polarización que se ha vuelto confrontacional y que, a su juicio, debiera centrarse en el debate de ideas, antes que en ataques personales.

En temas valóricos, planteó la necesidad de discutir la eutanasia como un derecho ligado al libre albedrío y a la dignidad de las personas, recalcando la importancia de garantizar una muerte digna frente a enfermedades terminales.

Y subrayó que la política debe orientarse a generar acuerdos, oportunidades y soluciones más allá de la confrontación, destacando el valor de la fraternidad y la reflexión en tiempos de tensiones sociales.

-¿Qué lo trajo por Ñuble nuevamente? Es una región que usted conoce bien de cerca.

-Habitualmente vengo a la región. Estuve el 20 de agosto acá porque vinimos a poner una ofrenda en la ceremonia que se hace en homenaje al padre de la patria. Ese día también hubo un aniversario de logia, la más nueva que hay en la zona, que es la de Chillán Viejo, la Logia del Libertador de Chile. He estado también en Quillón, porque estamos desarrollando un proyecto y esperamos tener este año una logia en esa ciudad. Es muy significativo, porque será la segunda logia fuera del Gran Chillán. Hay en Coelemu, y ahora va a haber en Quillón. Eso implica que hay una actividad masónica bastante relevante, con muchos masones que cumplen roles significativos, sobre todo en el plano de la educación. Es una jurisdicción importante; nuestra orden se divide en jurisdicciones, que son agrupamientos, y la jurisdicción de Ñuble es muy significativa dentro de la historia de la masonería chilena y, por cierto, en la realidad institucional actual.

-Este sábado Ñuble cumplió 7 años como región. ¿Sirvió realmente el separarnos con Biobío? ¿Qué aspectos cree usted que quedan aún por mejorar?

-Yo creo que sí, que hubo un impacto relevante. Ciertamente hay un conjunto de desafíos, algunos de particular relevancia. Estuve visitando la Universidad de Concepción, el campus que tiene en Chillán, y hay muchos proyectos que involucran a la región y que son relevantes. Todas las posibilidades que tiene Ñuble son extraordinarias, especialmente en el ámbito de la oportunidad de educación. Pero también es una región que tiene muchos desafíos, desde el punto de vista de lo que significa el manejo del agua. Los embalses, por ejemplo. Hay distintas variables. No sé si tenemos cierta tendencia en nuestro país a llegar tarde con las soluciones o demorarnos en ellas. Siempre está el problema objetivo de los recursos, que no es un tema menor. No somos un país con recursos ilimitados desde el punto de vista de las potencialidades del Estado. Eso, desde luego, es un factor que pesa. Lo otro es que son proyectos atravesados por distintas cuestiones, lo que a veces hace que las cosas se retrasen. Desde el punto de vista del embalsamiento de agua en nuestro país, pienso que siempre vamos un poco atrasados. Se ve en distintos lugares, más aún en un país que cada vez tiene un régimen hídrico menor. La realidad hídrica en Chile siempre va a ser más compleja, y una forma de resolverlo es el embalsamiento, dentro de otras soluciones que pueden existir, pero que a veces tienen un impacto mucho mayor que embalsar agua.

-En el ámbito político-nacional, estamos ante una de las elecciones presidenciales más reñidas del último tiempo. ¿Cree que existe una polarización en la población y en la política en general?

-Sin duda la polarización es muy relevante. Primero, las encuestas son producto de técnicas y dependen de en qué ámbitos se realizan. Pero creo que, en general, hay un porcentaje de personas que está cambiando su opinión, y lo hace habitualmente. Parece ser una de las causas. Lo otro es que también son una herramienta concluyente, que permite tener cierta mirada. Estamos en un país muy polarizado. La polarización es parte de los procesos políticos, pero la característica fundamental que se advierte hoy es una polarización muy confrontacional desde el punto de vista del lenguaje y la forma. Hay mucha odiosidad, y las redes sociales son espacios que favorecen la polarización en ámbitos confrontacionales. La política siempre tiene confrontación, es parte de ella, pero el carácter que hoy se expresa es distinto: el ataque personal como característica de la forma de debatir. Lo que uno espera es que las ideas sean atacadas y descalificadas con ideas. Pero cuando entra en el terreno personal, eso va generando un clima cívico complejo en un proceso eleccionario, porque pasa a ser un enfrentamiento donde nada tiene límites.

-Y en ese mismo sentido ¿cree que existe calidad en los candidatos presidenciales?

-Yo creo que hay personas que siempre están más calificadas que otras para ejercer roles de liderazgo y de decisión dentro del Estado. El Estado hay que conocerlo un poco. Es importante volver a la tradición de que los candidatos presidenciales tengan un bagaje de conocimiento en la estructura del Estado. Ciertamente todos tienen derecho a postular a un cargo, pero es muy importante medir las capacidades. Es una máquina importante, con procedimientos distintos. Hay muchos casos, por ejemplo, de procesos contra alcaldes que muestran el desconocimiento administrativo, lo que tiene impacto en cualquier tipo de gestión. No conocer lo que es el Estado, no tener experiencia en el manejo de un aparato con sus características, es complicado. No descarto a quienes no tienen esa conciencia, pero creo que es un plus contar con ella. Da confianza porque saben cómo administrar. Conociendo los hilos de cómo se manejan ciertos procesos, eso da mayor eficacia en la gestión y mejores resultados en lo que significa administrar un país. Ciertamente se espera una mirada más profunda de lo que significa gobernar, una mirada con capacidad de visualizar problemas y hacer posibles las soluciones. La política no es simplemente confrontarse. La confrontación está lejos del objetivo real de la política. La política tiene que ser capaz de crear oportunidades, soluciones y posibilidades. La política es el arte de hacer lo posible. Necesitamos que las cosas sean posibles a partir de una experiencia y un bagaje político donde lo fundamental sea promover acuerdos, diálogo y llegar a conclusiones.

-Temas que se están discutiendo hoy también son relevantes. ¿Cómo ve la eutanasia y el proyecto que se discute en el senado? Hace unos días el arzobispo de Santiago Fernando Chomalí, se refirió a ella como “un acto de violencia”.

-Yo entiendo al arzobispo porque él representa una visión, pero esa visión no puede ser común para todas las personas, porque no todos somos católicos, somos un Estado laico. Yo creo que la eutanasia es un derecho de las personas. Si bien para algunas creencias el sufrimiento es parte de la vida, un camino hacia la redención, el dolor para el ser humano no puede serlo. Venimos a este mundo a ser felices, a buscar la felicidad. Y si el sufrimiento se transforma en la parte final de una vida, esa persona tiene derecho a decir: no tomo ese camino. Hay enfermedades que terminan con mucho sufrimiento, algunas terribles. Incluso jóvenes y adolescentes han pedido poner fin a ese sufrimiento, porque solo ellos lo viven. La eutanasia, creo, es un derecho que viene del libre albedrío. Y en ese sentido, ¿cómo concebimos el libre albedrío? Si fue entregado por la dignidad, por una condición autónoma, entonces el derecho de la persona a determinar, con su libre albedrío, si sigue viviendo o mantiene su sufrimiento, es un derecho personal. Nadie puede decirle a alguien: “mire, usted está sufriendo, pero debe esperar”.

-¿Cree que es el momento de discutir esta ley, considerando el contexto nacional?

-Todos los temas que afectan a la condición humana tienen urgencia. Tenemos un problema de seguridad pública que nos afecta y hay que abordarlo. Los derechos también deben ser abordados, y el derecho humano a una muerte digna debe tratarse con la misma urgencia. No hay nada más prioritario que otra cosa cuando se trata de derechos. El derecho a una vida segura, a un tránsito seguro por las calles o en un vehículo, es tan importante como cualquier otro. En este caso, discutir una ley de eutanasia corresponde, porque hoy día hay personas que están sufriendo producto de enfermedades terminales. Pueden tener cuidados paliativos, pero estos no siempre conducen a una condición de seguridad desde el punto de vista de contener el dolor.

-En cuanto a las actividades de la logia, este año están enfocadas en fortalecer estos principios a través de la iniciativa Fraternitas ¿De qué trata esto?

-Hace años estamos impulsando un acto que se realiza en nuestra sede central en Santiago. Es el único acto intrínsecamente laico que hay con motivo de las Fiestas Patrias. Representa un espacio de laicidad en la celebración y en la reflexión, porque apunta fundamentalmente a reflexionar y al deseo de considerarnos todos, más allá de nuestras diferencias, en fraternidad. Se realiza este sábado 6 en Santiago, pero también en todas las regiones se hace una ceremonia similar. Este año habrá más lugares donde se llevará a cabo. Había costado un poco, por ejemplo, que partiera en Concepción, pero ya se va a realizar ahí. Estamos haciendo estas reflexiones, estas ceremonias, donde invitamos a todas las autoridades. Va en ese sentido: de fraternidad. Los chilenos somos hermanos por historia, por territorio, por cultura, y en estos tiempos de tanta confrontación es bueno que reflexionemos en torno a ello

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