La discriminación que se permite

Señor Director:
La horrible situación sufrida por un trabajador autista en el hospital base de Osorno es un extremo de algo que vivimos a diario, la discriminación capacitista hacia las discapacidades psicosociales. Obviando los altos costos de vida en relación a salud, el bullying es algo con lo que es difícil no estar familiarizado siendo autista y esto es permitido y tolerado por pares y superiores.
Esto no es un hecho aislado, la discriminación hacia el autismo no está disminuyendo ni un poco y esto es grave, gravísimo, no son solo burlas y comentarios de odio, son micro agresiones y agresiones que son permitidas, toleradas y muchas veces apoyadas, dando paso a estos brutales crímenes que ponen en riesgo nuestras vidas. Los violentos perpetradores no sufrieron consecuencias inmediatas. Mantuvieron por muchos meses su empleo en un hospital, donde no solo fueron un riesgo activo para sus colegas sino también para los y las pacientes, estas personas son un riesgo para la sociedad, han demostrado en reiteradas ocasiones su gusto por ejercer múltiples crímenes de odio hacia la discapacidad. Esta tortura es un delito de lesa humanidad, no menos y es la expresión máxima de una problemática mucho más profunda y cotidiana.
Lamentablemente los violentos seguirán con rienda suelta mientras no los frenemos. Espero que las figuras públicas, políticas y de gobierno se pronuncien ante este inaceptable hecho y propongan medidas para frenar de una vez el odio hacia el autismo de una vez por todas.
Elisa Santander Alcántara