El martes llovió y los planes de escape se frustraron para cinco reos de la cárcel de Chillán. La idea, planeada con tiempo, los situaba en el muro que da hacia calle 5 de Abril durante la tarde del martes y mediante maniobras de escalamiento llegar a la vía pública y quebrantar las condenas que los mantenían encerrados.
Pero llovió y desde la dirección de la cárcel decidieron no sacar a los reos al patio para evitar algo tan lógico como que se mojaran, considerando que las condiciones estructurales del patio hicieron que la superficie se anegara en parte de su superficie.
Sin embargo, parte del plan ya se había logrado encaminar y gracias al trabajo de inteligencia que -ya por rutina- aplica la Oficina de Seguridad Interna los funcionarios de Gendarmería no solo descubrieron el intento de evasiva sino además pudieron identificar a quienes lo orquestaron.
La fuga frustrada fue confirmada a nuestro medio por la Dirección Regional de Gendermería, quienes en un escueto comunicado ratificaron que “gracias a un trabajo de inteligencia penitenciaria se detectó y evitó oportunamente una potencial vulneración a la seguridad en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Chillán”.
Se añadió en esa comunicación que “inmediatamente, conocidos los antecedentes se efectuó un registro y allanamiento en diversos sectores del establecimiento, a objeto de incautar sustancias y elementos prohibidos por la administración”.
Esta es la tercera vez, durante este 2025, que Gendarmería Ñuble logra frustrar intentos de fuga, algunos de ellos cometidos con personas amenazadas, internos lesionados y funcionarios amenazados, razón por la que en la Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios (Anfup) Ñuble han advertido que, si bien la cárcel de Chillán está diseñada y equipada como penitenciario de mediana peligrosidad, tal dinámica ya varió.
El hacinamiento que ha afectado a todo el sistema carcelario en el país ha hecho cada vez más difícil el “seleccionar” a los internos según su grado de peligrosidad o su rango de conexiones con organizaciones criminales, por lo que al centro chillanejo ya han ingresado reos de alto riesgo.
Precisamente, por lo anterior, es que el presidente regional de la Anfup, suboficial Cristián Montecinos, confirmó que tras el incidente algunos de estos internos de mayor peligrosidad comenzaron a ser trasladados a otros planteles del país.
Tras aclarar que, en esta oportunidad, los cinco internos que trataron de quebrantar sus condenas eran chilenos, explicó que “el caso se está manejando con absoluta reserva, por lo que no es posible entregar mayores antecedentes”.
Según antecedentes recogidos por nuestro medio, un grupo de reos con perfiles no aptos para la cárcel chillaneja se redestinarán en plazos que median entre la próxima semana y antes del inicio de las Fiestas Patrias, debido a que -como todas las festividades- suelen ser momentos de alta intensidad emocional para la población privada de libertad.
Un debate aún abierto
Pero las fugas y los posibles riesgos para el vecindario (acostumbrados ya a los gritos por las noches, a ver gente escondida en el follaje de los árboles contiguos a la cárcel, y a los lanzamientos diarios de drogas), están lejos de ser la razón por la que en esta semana la cárcel se haya tomado los debates en la capital regional.
La llegada del ministro de Bienes Nacionales, Francisco Figueroa, quien trajo la novedad de una cesión de terrenos en Quilmo para un proyecto carcelario de carácter regional ha levantado manos y voces a favor y en contra.
Tanto el seremi del ramo, Rodrigo Baeza como el gobernador de Ñuble, Óscar Crisóstomo se han referido a la posibilidad como una oportunidad histórica de por fin sacar el recinto penitenciario del centro de la ciudad; mientras que dentro del gobierno comunal, el alcalde Camilo Benavente y algunos concejales como Iván Badilla o Raúl Franulic se mostraron abiertamente en contra, argumentando que hay estudios que muestran que en Ñuble hay otros predios que ofrecen mejores condiciones para este propósito.
A lo anterior se suman las dudas planteadas por el Ejército, cuyo regimiento local utiliza esos sitios para sus prácticas. Han hecho ver que de tener que retirarse de esos paños para ser relocalizados en otro sector, se consideren los recursos que han destinado para la infraestructura existente.
Y en medio de esta controversia, el presidente de la Anfup, plantea que las autoridades “tienen la solución en sus manos pero podrían tirar por la borda el tener una cárcel segura y fuera del radio urbano”.
