Patrimonio en reversa

El nombre de las calles en muchas ciudades del mundo, entre ellas Chillán, da cuenta de la historia y de un determinado momento histórico de esa ciudad, y muchas veces es parte del patrimonio y ventana de acceso al conocimiento de dicho patrimonio que permanece oculto detrás de la señalética urbana.
Los nombres de las calles de Chillán son un reflejo de ello: Libertad, Constitución, 18 de septiembre, Bernardo O’Higgins, 5 de abril, Isabel Riquelme, Sargento Aldea, Rosas, Independencia, junto a otros nombres como Yerbas buenas, Purén, Cocharcas, y las avenidas Argentina, Ecuador y Brasil, dan cuenta del momento histórico que vivía Chillán. En 1835, su instalación en la actual ubicación la transforma en la primera ciudad republicana de la historia de Chile. Se puede constatar que no hay nombres de santos en las calles: eran también los albores del laicismo en la naciente república.
Sin embargo, hay un nombre que va en sentido inverso de lo señalado. Se trata de la calle Francisco Ramírez, hoy en remodelación frente al hospital Herminda Martín. Francisco Ramírez, así a secas, fue un abogado vinculado a uno de los episodios más oscuros de la historia de Chillán. Según registros históricos y prensa de la época, en 1922, este abogado asesinó a sus cuatro hijas menores de edad, arrojándolas al río Ñuble.
En la época, el caso fue ampliamente cubierto por La Discusión, y dejó -como era de esperar- una huella profunda en la memoria local que con el tiempo se fue extinguiendo.
No ocurre lo mismo con el siempre recordado y muy visible Chacal de Nahueltoro. Incluso la recreación de su juicio hoy es parte de la celebración del Día del Patrimonio. Su historia no tiene nada que envidiar a la de Francisco Ramírez, solo que uno era abogado y el otro un miserable campesino, sin educación ni formación alguna.
El abogado Ramírez, luego de ser procesado como demente, recobró su libertad, se casó nuevamente y llevó una vida normal.Por el contrario, Jorge del Carmen Valenzuela, el Chacal de Nahueltoro, enfrentó al pelotón de fusilamiento, luego de un largo proceso, un 30 de abril de 1963.
En defensa del nombre Francisco Ramírez para la calle en cuestión, hay antecedentes que establecerían que fue originalmente nombrada en honor a Isaías Francisco Ramírez, comerciante destacado y ciudadano respetado de Chillán, y no por su hijo Francisco Ramírez Ham, el asesino de sus cuatro hijas.
Hoy, la calle Francisco Ramírez se encuentra sujeta a obras de remodelación, por tanto, parece un momento propicio para reparar esta confusión y reponer el nombre que sería el original, esto es Isaías Francisco Ramírez.
Hay una propuesta de reversar el nombre, dándole otra significación, sin modificar radicalmente su expresión formal, esto es cambiarlo por una figura histórica relevante, como es el Fray Francisco Ramírez, maestro de Bernardo O’Higgins en la Escuela de los Naturales. A la nueva señalética habría que anteponer la palabra “Fray”, o bien una solución salomónica, que sería denominarla simplemente como Avenida Libertad, lo que parece de toda lógica, pues es la prolongación de la principal vía de la ciudad.