La relevancia del Parlamento

La frase del candidato presidencial Republicano, José Antonio Kast, en el XXI Seminario de Moneda Patria Investments 2025 (“El Congreso es importante, pero no es tan relevante como ustedes imaginan”) no pasó desapercibida. Su afirmación, acompañada de la idea de revisar “todas las potestades administrativas que tiene el Estado” y “las leyes con sanciones incluidas que nadie aplica”, fue interpretada de inmediato como un anticipo de un eventual estilo de gobierno concentrado en el Ejecutivo, incluso bordeando la tentación de los decretos como mecanismo principal de gestión.
El propio Kast reaccionó inmediatamente al revuelo. Al día siguiente aseguró que jamás había planteado gobernar fuera de la Constitución y las leyes, y explicó que su referencia apuntaba a la potestad reglamentaria, facultad constitucional que permite dictar normas para ejecutar las leyes. Desde su perspectiva, la controversia refleja más un clima electoral crispado que una intención real de relativizar la institucionalidad. Sin embargo, el episodio instala una discusión mayor: ¿cuál es el rol efectivo del Congreso en una democracia chilena históricamente presidencialista?
La advertencia de Chile Vamos fue clara. Más allá de las precisiones del candidato Republicano, normalizar la idea de que un gobierno puede prescindir del diálogo legislativo erosiona la deliberación democrática y proyecta un estilo político que privilegia la rapidez por sobre la construcción de consensos. En tiempos de polarización, estas señales pesan más de lo que parecen y pueden convertir la excepcionalidad en práctica y, con ello, dañar la arquitectura de un sistema que descansa en contrapesos.
La académica Fernanda Rubilar (Creasur, UdeC) calificó las declaraciones de “preocupantes desde todo punto de vista”. En un país tan presidencialista como Chile, y en un contexto global marcado por el avance de liderazgos autoritarios, ver en los reglamentos una vía de acción preferente es una alerta.
Rodrigo Landa, experto electoral, introduce otra clave: el momento político. Sus declaraciones coinciden con las inscripciones de listas parlamentarias, donde el Partido Republicano optó por competir en solitario. Kast proyectaría un escenario adverso en el Congreso y, ante ello, busca instalar la idea de que puede gobernar sin mayoría legislativa. El riesgo, señala Landa, es que el cálculo electoral se realice a costa de la gobernabilidad entre poderes.
Desde la política pública, Cristian Quiroz advierte sobre el debilitamiento del rol del Parlamento y las sospechas sobre un estilo de conducción excesivamente presidencialista. Al mismo tiempo, resta valor a las propias candidaturas parlamentarias del sector republicano, que aparecen relegadas a un segundo plano frente a la figura presidencial.
Esta controversia revela una tensión estructural de nuestro sistema político. Chile combina un presidencialismo robusto con un Congreso que, pese a las críticas sobre su eficacia, sigue siendo el espacio de representación y negociación por excelencia. Pretender restarle valor en nombre de la eficacia es desconocer que la democracia se construye sobre la base de la deliberación y los equilibrios de poder, no de la unilateralidad ni de interpretaciones extensivas de sus potestades.