La frase que desató la tormenta: Kast, el Congreso y la lectura política tras su polémico “no es tan importante”

La frase no pasó inadvertida. “El Congreso es importante, pero no es tan relevante como ustedes imaginan”, dijo José Antonio Kast en el XXI Seminario de Moneda Patria Investments 2025, para luego añadir que está revisando “todas las potestades administrativas que tiene el Estado” y “las leyes con sanciones incluidas que nadie aplica”.
Bastó ese enunciado para que desde distintos sectores se interpretara como un anticipo de que, en caso de llegar a La Moneda, gobernaría a través de decretos, concentrando el poder en el Ejecutivo.
La ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, no dejó pasar la oportunidad, y en CNN Chile sostuvo que “no sorprende que desprecie el Parlamento: estuvo 16 años sin hacer nada muy relevante siendo diputado”.
La aclaración
El candidato republicano reaccionó de inmediato.
“Yo jamás he dicho algo distinto de que voy a cumplir la Constitución y las leyes”, afirmó, descartando la idea de gobernar de manera autoritaria.
Explicó que se refería a la potestad reglamentaria que, en cualquier ley, permite dictar un reglamento y dar facultades al Estado para tomar decisiones.
A su juicio, la polémica responde a un clima electoral crispado.
“Cualquier mala interpretación la tomo como aquellos que están algo nerviosos buscando cualquier tema para generar política (…) yo hablé de una potestad reglamentaria”, comentó.
Rodolfo Carter, exalcalde y aliado de Kast, buscó contextualizar los dichos.
“Lo que dice José Antonio es que ‘no es tan relevante en términos administrativos’ para despejar la permisología. Hay formas de echar a andar la máquina económica sin tener que estar discutiendo nuevos proyectos de ley. La izquierda transforma esto en dictadura. Lo que planteó Kast es de sentido común”, dijo.
En la misma línea, Arturo Squella, presidente del Partido Republicano, remarcó que “se van a utilizar todas las atribuciones legales y constitucionales que se le entreguen al Presidente de la República. No lo vemos como una atribución, sino como un deber para ganarle al crimen organizado, sacar a Chile del estancamiento económico y terminar con la inmigración ilegal”.
Cristián Valenzuela, asesor de Kast, en tanto, fue categórico. “No hay un error. No hay una mentira tampoco. Nunca ha ninguneado al Congreso. Dice claramente: ‘El Congreso, siendo importante, no es tan relevante como todos lo imaginan en muchas materias’. Nunca habló de decreto, nunca habló de saltarse el Congreso. Nunca habló de no intentar acuerdos, sino de hacer la pega”.
Kast, por su parte, endureció el tono y acusó “campañas de mentiras, difamaciones y noticias falsas” que, dijo, recién comienzan con la proximidad de la elección.
En paralelo, desde sectores de Chile Vamos advirtieron que frases como la de Kast podrían instalar un precedente riesgoso para el futuro, al legitimar la idea de que un gobierno puede prescindir del diálogo legislativo.
Aun cuando se ampare en atribuciones legales, este tipo de enfoque, sostienen, erosiona la deliberación democrática y refuerza un clima político de confrontación que dificulta acuerdos duraderos.
La controversia también reabrió un viejo debate sobre el peso real del Parlamento en el esquema institucional chileno.
Para algunos, el Congreso ha visto mermada su influencia frente a un Ejecutivo históricamente fuerte, mientras que otros sostienen que su rol de contrapeso es más necesario que nunca.
En este escenario, las palabras de Kast no solo se leen como un gesto hacia su base electoral, sino como una señal de que, de llegar a gobernar, priorizaría decisiones rápidas por sobre consensos amplios.
Las interpretaciones locales
Para Fernanda Rubilar, académica y coordinadora del Centro de Estudios Creasur UdeC, las palabras del candidato “son preocupantes desde todo punto de vista. En un país tan presidencialista como el nuestro, y en un contexto de auge de autoritarismo, sus declaraciones dan cuenta de una intención y de una noción de democracia restringida”. Rubilar advierte que gobernar vía decretos o reglamentos, sin pasar por el Parlamento, “es un peligro para la democracia, la economía y la gobernabilidad”.
En un plano más micro, analiza que la propia trayectoria legislativa de Kast revela escasa incidencia.
“Diecinueve mociones en 16 años, poco más de un proyecto por año, la mayoría para nacionalidades por gracia o monumentos. Eso habla de una participación legislativa poco influyente”, precisa.
Para Rodrigo Landa, experto electoral, el contexto es clave. “Las declaraciones se realizan ad portas de las inscripciones de listas parlamentarias, en un escenario en que el Partido Republicano optó por un camino propio. Una lectura es que Kast proyecta un resultado adverso en el Congreso y, ante eso, plantea recurrir a potestades administrativas y reglamentarias. El objetivo de crecer en número de parlamentarios sería a costa de la gobernabilidad entre poderes”, aseveró.
Landa identifica también un componente filosófico. “Hay una autosuficiencia dogmática. Pero es sincera, y no veo contradicción entre el ser y el parecer que se le debe exigir a un político”.
Uso “intensivo” de la potestad
El doctor en Administración y Política Pública, Cristian Quiroz, coincide con Rubilar en que el discurso relativiza la institucionalidad democrática.
“Subestimar el rol del Congreso es un error político. Chile necesita partidos y parlamentos fuertes para canalizar representatividad y permitir reformas legítimas. Es un doble error: debilita la gobernabilidad y abre espacio a críticas sobre un estilo autoritario o excesivamente presidencialista, lo que puede restar valor a las candidaturas parlamentarias de su propio sector”.
Desde el derecho constitucional, Alfonso Henríquez, abogado y académico UdeC, recordó que la potestad reglamentaria “es una facultad constitucional que autoriza al Presidente para dictar reglamentos destinados a la ejecución de las leyes o a regular materias fuera del dominio legal”.
Advierte que si se usa de forma intensiva “podría reducir el protagonismo del Congreso y afectar el equilibrio entre poderes”, aunque recalca que existen controles institucionales, como la Contraloría y el Tribunal Constitucional.
Finalmente, Jeanne Simon, politóloga y académica UdeC, ve un componente estratégico en los dichos de Kast.
“La idea de gobierno vía decretos con fuerza de ley refleja el estilo de Trump. Es una estrategia populista y autocrática, pensada para fortalecer su imagen frente a un electorado que busca un líder fuerte. No está claro si podrá copiar efectivamente ese estilo en Chile, donde las dos cámaras pueden oponerse. Habrá que ver cómo reacciona la derecha tradicional”, manifestó.
Más que un error de comunicación
La controversia revela que, más allá de las aclaraciones, la frase de Kast tocó un nervio sensible en la política chilena: el equilibrio entre un presidencialismo robusto y un Congreso debilitado. La lectura de expertos locales coincide en que no fue un lapsus de Kast, sino parte de una definición política coherente con su estilo y estrategia electoral.
Con un electorado polarizado y en medio de una pugna por la agenda legislativa, el debate sobre las atribuciones del Presidente y el rol del Parlamento no parece que vaya a cerrarse pronto.