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Chillán entre las ciudades con mayor déficit de precipitaciones, que llega a -41%

Pese a las lluvias reportadas el domingo recién pasado en Chillán, con 6,4 milímetros de agua caída, la ciudad no ha sido capaz de revertir los bajos niveles que arrastra desde los últimos años.

La capital regional de Ñuble es la cuarta ciudad del país con mayor caída de las precipitaciones, en los puestos anteriores se encuentra Santo Domingo (-50.4%), Antofagasta (-63%) e Iquique (-100%).

De acuerdo al informe climatológico de la Dirección Meteorológica de Chile, la capital regional registró, en su estación de monitoreo Bernardo O’Higgins, un -41% de déficit de lluvias a la fecha. Es decir, 307. 6 milímetros de agua han caído hasta ahora, siendo normal  la cantidad que debería reportarse, a estas alturas del año, 521.6 mm.

El año pasado la ciudad anotó 564.4 de agua caída, sin embargo, en periodo anual normal debieran ser 936.2.

En palabras del meteorólogo de la DMC, Andrés Moncada, una de las causas que explica el descenso en el agua caída,  es la neutralidad del fenómeno del niño que están afectado a la zona centro sur este 2025.

“La escasez hídrica o de precipitaciones durante este año está presente en gran parte de la zona central y sur de país. Prácticamente todas las estaciones meteorológicas presentan déficit pluviométrico. Santo Domingo llega al -50.4% y Chillán llega al -41%. Esto está asociado, a que en este momento tenemos neutralidad en el fenómeno del niño. El año pasado estuvimos con éste fenómeno,  esto favorece una mayor cantidad de precipitaciones. Sin embargo, este año estamos con neutralidad, por lo tanto, las precipitaciones tienden a disminuir. Además, hay otras oscilaciones que juegan un rol importante en la precipitación. como la oscilación Antártica, que en este momento está en fase positiva. Es decir, los sistemas frontales tienden a desplazarse más cerca del polo. En cambio cuando la fase es negativa, los sistemas frontales se desplazan a latitudes más bajas, hacia la zona centro sur de este país. Pero en este año, en particular, la oscilación antártica han estado positiva, por lo tanto, los sistemas frontales han estado más restringidos hacia el polo y las precipitaciones han sido menores en la zona centro sur del país”, sostuvo.

El cambio climático también está directamente relacionado con la alteración de los patrones de lluvia, pudiendo generar sequías prolongadas o inundaciones repentinas, una tendencia que ha sido notoria en los últimos años.

“Tampoco hay que dejar de lado el cambio climático que con el paso de los años cada vez va ser más común que presentemos inviernos más secos en el Chile central, ya es una tendencia, se ha visto en los últimos años. Las proyecciones de cambio climático indican que estas tendencias van a continuar hacia fines del siglo”, señaló el profesional.

En la misma línea, el investigador en Agrometeorología de Inia Quilamapu, Raúl Orrego, aportó que la existencia de una baja presión, localizada en el mar, también impide la ocurrencia de lluvia en el territorio.

Este año, si bien es cierto, no es ni niño ni niña, sino una condición neutral, la tendencia de cambio climático ha tendido a que en las condiciones normales se tienda a tener un año más seco. Ahora, lo que está pasando particularmente es que justamente en los meses que más tenía que llover, entiéndase, junio-julio, tenemos una alta presión ubicada frente del territorio que evita que llueva y eso está haciendo que las lluvias se desvíen hacia el extremo sur. De hecho, este frío grande que tuvimos, la ola polar, es una baja presión y por tanto evita también que entren precipitaciones. Y esta alta presión también hizo de que el frente que venía, el ciclón tropical, no tuviese la cantidad de humedad pertinente”, aclaró.

Aunque los cultivos no se han visto gravemente afectados debido a que se encuentran en etapa de dormancia, el experto advirtió que el problema mayor es la falta de acumulación de agua para el verano.

 “La época del año favorece mucho en esta zona, dado que la mayor parte de los cultivos están en dormancia y ,por tanto, son mucho menos sensibles a cualquier evento extremo, incluido la falta de agua. El problema que hay es que la lluvia que tiene que caer es la lluvia que cae ahora. Vale decir, todo lo que va a ser el verano depende de cuánta agua se almacena ahora y ,por tanto, lo que está en peligro es el abastecimiento durante la época de riego. En este minuto, lo que sí podría afectarse bastante son las praderas, pero las temperaturas son mucho más limitantes. De hecho, afortunadamente todavía no hay un daño grande en condición de vegetación acá en la región. En otras partes sí, hay partes que están bastante afectadas”, analizó.

Actualmente, los embalses de la región se mantienen con niveles cercanos al 50% de su capacidad, lo que otorga algo de holgura a corto plazo. Sin embargo, si el déficit de lluvias continúa en los meses venideros, estos reservas podrían verse perjudicadas.

“El problema fundamental en este minuto es que estamos perdiendo los meses que son más lluviosos  y los más importantes para lo que es la reserva para el agua en verano, que es la nieve y  también la lluvia, porque también el agua líquida alimenta las napas freáticas y los embalses. Los embalses tienen agua, están hasta el minuto soportando, están hasta la mitad más o menos. Están dentro de lo normal, pero si no llueve luego van a tender a decaer”, comentó.

De acuerdo a los análisis de la Dirección Meteorológica, el pronóstico  trimestral, julio-agosto-septiembre, ha reportado que las precipitaciones en Chile Central, en general, estarían por debajo de lo normal.

“Particularmente lo normal en Chillán es que caigan entre 277 a 383  milímetros en estos tres meses, julio-agosto-septiembre, por lo tanto,  deberíamos tener precipitaciones por debajo de los 277 milímetros, es decir, debajo de lo normal. Esto, no quiere decir que no vaya a precipitar, pero sí va a precipitar menos de lo que climatológicamente o históricamente cae en esa zona de nuestro país”, anunció el meteorólogo, Andrés Moncada.

De cara las próximos meses,  el profesional del Inia, Raúl Orrego, indicó que “se espera una condición más seca de lo normal, aunque con una probabilidad de que sea normal. Vale decir que no hay un acuerdo completo de los modelos, lo cual no son muy buenas noticias, dado que la situación en este minuto es que nos falta agua. Estamos muy por debajo o en condición de sequía meteorológica. Ahora, el respaldo que tenemos es que el agua acumulada en los embalses nos permita soportar bien el periodo estival, pero dependemos de que llueva un poco más. El ideal es que al menos lleguemos al porcentaje del año normal, vale decir, por lo menos 20% menos de lo normal”.

Finalmente, a raíz del cambio climático, Orrego reflexionó que en la actualidad se debe aspirar a lograr un año normal de preocupaciones, ya que los periodos de intensas lluvias como en décadas pasadas, están cada vez más en retirada.

“Hay un investigador, Fernando Santibáñez, que lo explicó muy bien. Él hablaba que la condición de cambio climático lo que está trayendo es la caída de los gigantes, vale decir,  que ya no hay años lluviosos, años extremadamente lluviosos. A lo más que se aspira son a años normales.  Y, lógicamente, como los años secos siguen siendo los mismos, los periodos en que recuperamos el agua son cada vez menores.  Si bien los últimos dos años nos permitieron recuperar un poco, es posible que estemos volviendo nuevamente a la condición de mega sequía que nos ha acompañado en los últimos años, en la última década absoluta del 2010 y en adelante”, cerró.

 

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