Paso bajo nivel de Parque Lantaño

Chillán es una ciudad dividida. No por razones ideológicas ni culturales, sino por una línea férrea que actúa como una barrera física que corta en dos el tejido urbano. En sectores como Parque Lantaño, esta división se sufre a diario, y se traduce en tacos, tiempos perdidos, emergencias que se retrasan, y una sensación creciente de exclusión para quienes viven en la zona poniente.
Más de 30 mil personas dependen de un precario cruce para conectarse con el resto de la ciudad. Y el problema se agrava con el crecimiento urbano y la construcción de nuevos conjuntos habitacionales, sin que la infraestructura de conectividad haya seguido el mismo ritmo. En ese contexto, el anuncio del Gobierno Regional sobre el proceso de licitación para el Paso Bajo Nivel de Parque Lantaño es una buena noticia, aunque tardía si consideramos que esta obra fue anunciada por primera vez en 2007. Es decir, lleva 15 años en mora.
Aquella promesa se desdibujó por la falta de evacuación de aguas lluvias que afectaba atoda la trama vial. Hoy, gracias al Plan Maestro de Aguas Lluvias ejecutado entre 2018 y 2023, ese obstáculo ya no existe. El camino está despejado. Y es precisamente por eso que ya no hay excusas.
El gobernador Óscar Crisóstomo ha señalado que el proyecto se encuentra en su fase inicial de expropiaciones, y que se espera licitar las obras durante el segundo semestre. También ha reconocido que no se ha avanzado con la urgencia deseada, aunque sí con seriedad, dada la magnitud del proyecto, que será una de las mayores obras del Ministerio de Vivienda en la capital regional, en los próximos años.
Precisamente, obras de esta envergadura requieren voluntad política, coordinación real entre los distintos ministerios -Vivienda, Obras Públicas y Transportes- y un involucramiento activo del Gobierno Regional. Este proyecto tardará entre 4 a 5 años para concretarse, de modo que si no hay liderazgo desde las autoridades locales, independiente del color político y del ciclo electoral, fácilmente puede empantanarse en burocracia, permisos o indefiniciones presupuestarias.
Esta no es solo una obra vial más. Es un acto de justicia territorial. Es una respuesta pendiente a una comunidad que ha debido vivir aislada dentro de su propia ciudad. Chillán no puede seguir siendo una urbe con barrios desconectados entre sí. La integración física del espacio urbano es también vinculación social y económica. Y en ese sentido, el Paso Bajo Nivel Parque Lantaño representa mucho más que una obra vial: es una promesa de cohesión.
Sin embargo, hay que mirar más allá. Un solo cruce no resolverá el problema estructural de conectividad que enfrenta la capital de Ñuble. Este paso es urgente, pero no suficiente. Se requiere una planificación de largo plazo que considere nuevos cruces ferroviarios, modernos y seguros, distribuidos en otros puntos estratégicos. Porque si bien la línea del tren no puede ni debe desaparecer, la fragmentación urbana de Chillán sí puede revertirse, en la medida que exista decisión política, prioridades claras y una visión de ciudad que ponga en el centro a sus habitantes.