Durante los trabajos de mejoramiento de la carpeta asfáltica en calle Isabel Riquelme, frente al estacionamiento de la Ferretería Madrid, funcionarios de la Dirección de Obras Municipales de Chillán encontraron una estructura subterránea que podría corresponder a un antiguo sistema de acequias y desagües de la ciudad.
El alcalde Camilo Benavente indicó que el hallazgo tendría su origen en el período posterior a la cuarta refundación de Chillán, en 1835.
“De acuerdo con los primeros estudios, parece ser que esta estructura funcionaba como una acequia para canalizar aguas pluviales y probablemente también como parte del sistema de alcantarillado de la ciudad”, señaló.
El descubrimiento será evaluado por la arqueóloga Ángela Guajardo y por el Consejo de Monumentos Nacionales, quienes elaborarán un informe para determinar el estado técnico y valor patrimonial de la construcción.
Karin Cárdenas, encargada de la Unidad de Patrimonio (UPA), explicó que esta estructura forma parte de una red más amplia.
“Estos túneles y acueductos son vestigios de la Chillán que existía antes del terremoto de 1939, una ciudad que estaba en proceso de modernización y que buscaba mejorar la salubridad pública a través de estas innovadoras obras de infraestructura”, sostuvo
La arquitecta de la UPA, Anabella Benavides, detalló que la estructura sigue un diseño clásico de “arco de medio punto, realizado con albañilería simple”. Añadió que “el ladrillo vertical permite que la estructura sea autosoportante, capaz de resistir el peso de la tierra y las pavimentaciones modernas”.
El hallazgo revive también antecedentes históricos sobre la gestión del agua en Chillán. En 1856, el intendente José Rondizzoni advertía en sus memorias la urgencia de establecer un “sistema moderno de desagües” para enfrentar las inundaciones.
El historiador Marco Aurelio Reyes C. recuerda en su Breve Historia de Chillán 1835-1939 que “uno de los proyectos más cruciales para la ciudad fue la creación de un sistema de agua potable y drenaje”. Según el texto, este proceso llevó a la construcción de canales como Talquipén y Las Toscas, aunque “el alcantarillado no se completó hasta 1920, y la expansión urbana superó rápidamente la capacidad de estos sistemas”.
