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Una ciudad, dos comunas

Los malos resultados que tuvieron Chillán y Chillán Viejo en varias de las dimensiones más importantes del Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) 2024 obliga a reflexionar sobre los desafíos que hoy enfrenta la ciudad, y avanzar hacia una mayor articulación entre ambas comunas cobra mucha relevancia para definir cómo mejorar la calidad de vida de su población.

Así lo piensan académicos y dirigentes gremiales, entre ellos el presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, Sebastián Godoy, quien en la entrevista de la Edición Domingo plantea que la conformación de un área metropolitana podría ser una herramienta muy útil para enfrentar las desigualdades observadas en los indicadores del ICVU en Chillán y Chillán Viejo.

Y no se equivoca. No resulta eficiente que si ambas comunas tienen problemas y oportunidades comunes, como la delincuencia, el déficit habitacional, los loteos irregulares, el transporte público, el déficit de infraestructura vial, la fuga de talentos, y el desarrollo económico, los municipios trabajen sin una coordinación efectiva que permita sumar esfuerzos de manera colaborativa, levantando una voz común frente al nivel regional y nacional, y aprovechando las sinergias de la cooperación. Si así fuera -como bien dijo el presidente del gremio constructor- tendríamos una planificación urbana mucho más armónica y eficiente, y probablemente una distribución más equitativa de los recursos y de los servicios públicos y privados.

Lamentablemente, durante décadas, ambos municipios abordaron sus desafíos y problemáticas sin conversar entre ellos, lo que impidió levantar propuestas integrales y también perder oportunidades valiosas de inversiones en infraestructura pública y de posicionamiento de una imagen conjunta de la ciudad a nivel nacional e internacional.

Sobre las razones de ese proceder hay muchas explicaciones y derivadas, pero todo se resume en la poca o nula convicción que hubo en las autoridades para llevar adelante agendas conjuntas.

La actualidad no es muy distinta. Hace cuatro años, los actuales alcaldes -ambos reelectos- prometían en estas páginas una nueva etapa de trabajo conjunto, la que finalmente nunca se concretó.

Nadie puede negar que el patrimonio histórico y cultural de Chillán está íntimamente ligado al de Chillán Viejo o que la cercanía con la capital regional le confiere a los chillanvejanos una ventaja en cuanto al acceso a servicios públicos y privados; en otras palabras, ambas comunas son una sola ciudad hipervinculada física y socialmente, pero no a nivel de sus municipios ni de sus alcaldes, y tampoco a nivel de la burocracia pública, donde nadie asume un rol convocante para el abordaje de temas comunes. Todo es sectorizado.

Pero ya es hora de dejar a un lado la mirada de parcelas y pensar en construir una visión integradora que se haga cargo de los problemas que aquejan a los habitantes de ambas comunas, sumando a distintos actores públicos y privados que tengan interés por aportar, pero a la vez respetando a cada gestión municipal.

El futuro de Chillán está ligado al de Chillán Viejo, y viceversa, por lo que trabajar unidos será siempre la mejor respuesta posible ante los desafíos de la ciudad y la calidad de vida que quienes la habitan.

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