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Reservas Ñuble y Huemules de Niblinto buscan recuperar visitas históricas

Alcanzar los niveles de visitación anual que obtuvieron las reservas nacionales Ñuble y Huemules de Niblinto antes de la pandemia, es la meta que esperan cumplir desde la Corporación Nacional Forestal (Conaf). En 2019 y 2018 ambas áreas protegidas alcanzaron cifras históricas, tras mantener desde hace más de 20 años un crecimiento sostenido. La reserva, ubicada en Pinto, logró 7.230 ingresos en 2019, mientras que su símil, en Coihueco, 973 en 2018 respectivamente. Sin embargo, la pandemia y los daños en caminos, por las lluvias intensas en los últimos años, han impuesto restricciones y cierres, que han mermado los ingresos.

Este año, aún no es comparable, ya que sólo se han recabado, las visitas de enero, febrero y marzo. Estas suman 3.791 personas en la Reserva de Ñuble y 666 en Huemules de Niblinto. Faltan las llegadas que se registrarán entre septiembre y diciembre. El 2024 tampoco es un año con el cual se pueda realizar un análisis comparativo, ya que en el caso de la Reserva Ñuble, se reabrió en abril de ese periodo, tras pasar dos años cerradas por el mal estado del camino de Atacalco y los sistema frontales que aumentaron la crecida del río Diguillín, lo que carcomió el camino y obligó su reparación por parte del Ministerio de Obras Públicas.

Las obras en la ruta se encuentran en la etapa final. Está habilitada y se debe conducir con precaución, ya que se mantienen los trabajos con paleteros orientando el tránsito. Según lo informado por el MOP, solo restan obras menores.

“Hoy tenemos un 95% de avance de los trabajos realizados por la Dirección de Vialidad en la ruta N-633, Tranque Diguillín-Los Cipreses. En este camino tuvimos dos obras, una que consistió en la construcción de un nuevo tramo de camino, el cual fue destruido por la crecida del río Diguillín, debiendo expropiar más de 6 mil metros cuadrados de terreno, trabajos finalizados, y a la par, hoy tenemos este 95% de avance de obras de conservación consistentes en el recarpeteo completo con aplicación de material granular, saneamiento, nueva señalética, y una intervención al puente El Blanco conservando barandas, la losa y sus bases. En resumen, como MOP, a través de Vialidad, estamos invirtiendo cerca de $2 mil millones para que este camino presente una mejor conectividad vial, recordando que cada año más de 8 mil turistas visitan este lugar”, explicó el Seremi de Obras Públicas, Freddy Jelves.

Las lluvias de 2023 también afectaron el último tramo de ingreso a la Reserva de Niblinto, el que fue rehabilitado por los mismos guardaparques. Si bien no cerró, afectó el arribo de turistas.

Durante el tiempo, en que ambos recintos se vieron restringidos por el estado del camino, se efectuaron mejoras mediante recursos del programa Siembras por Chile, donde se habilitaron nuevos senderos, miradores y un acceso universal para personas en situación de discapacidad.

Actitud del visitante

En diálogo con La Discusión, el jefe del Departamento de Áreas Protegidas de Conaf Ñuble, Mario Valdebenito, explicó que el comportamiento de los asistentes, en general, ha sido adecuado, ya que los visitantes, en general, se ajustan a la normativa interna de las reservas, descartando, hasta ahora, actitudes que atenten contra los ecosistemas.

Aunque sí reconoció que se han dado casos puntuales, en el pasado, de visitantes que ingresan por pasos no habilitados, lo que preocupa a la institución, ya que quien no se registre en el pórtico, no recibe la instrucción adecuada de los guardaparques, respecto a los cuidados que se deben adoptar.

“La gente está cada vez más informada en qué consiste un área protegida. Por lo tanto, va más informada respecto a las normas, por ejemplo, que no se puede hacer fuego, ni dejar basura, tampoco llevar mascota. Esas mismas normas se refuerzan por los guardaparques cuando las personas llegan a la unidad. Ellos registran la información de las personas y también les dan las normas. No hemos tenido incidentes este año donde las personas, por ejemplo, desacatan las normas internas. La instrucción es súper respetada. En general, son personas que van a distraerse, a arrancarse de la ciudad. Llevan, por ejemplo, cosas para un picnic, quizás, un asado, porque dentro de la reserva hay sitios de camping donde se permite hacer asado bajo ciertas condiciones. Una es el uso exclusivo de carbón o cocinilla”, explicó.

En particular, en la Reserva Ñuble se han dado casos aislados de personas, al parecer lugareños, que han ingresado por accesos no habilitados, y que han sido detectadas por el personal de Conaf durante el monitoreo.

“El hecho de que pasen por un paso no habilitado implica que las personas no reciban esa charla de recursos naturales. La regla dentro de la reserva. Por lo tanto, las personas son una amenaza, en el sentido de que existe el riesgo de incendios forestales, de que puedan cazar algún animal de fauna nativa, y que obviamente nuestro deber es proteger. Todas esas personas que viajan por un paso no habilitado, son amenazas finalmente para el área protegida, para la biodiversidad presente”, sostuvo el ingeniero ambiental.

Perfil del público

Los visitantes, en ambos núcleos de conservación, mayoritariamente provienen de la región de Ñuble, encabezados por aquellos residentes de las comunas de Pinto y Coihueco respectivamente.

“Ambas reservas tienen más visitación casi de la propia comuna, que de otro lado de la región. Pero igual llegan habitantes de Chillán. Desde cuando estas reservas aparecieron en Internet, en la plataforma, se entregó una visitación a nivel nacional, donde empezaron a visitarnos de otros lugares, pero todavía no es tan marcada esta llegada como de la gente local. También hemos tenido casos particulares, que no son tantos, de visitación extranjera. Por ejemplo, en el caso de la Reserva Ñuble, durante este periodo tuvimos 17 ingresos extranjeros. En el caso de la Reserva Niblinto, dos”, explicó Mario Valdebenito.

Guardianes de la biodiversidad

Actualmente la Reserva Ñuble tiene una dotación de tres guardaparques permanentes y en temporada alta se suman cuatro de manera transitoria. En tanto, en Niblinto, solo uno fijo, con refuerzo de dos adicionales en verano. Ellos cumplen una labor esencial en proteger el patrimonio natural y cultural de las áreas protegidas, actuando como guardianes de la biodiversidad y del medio ambiente.

Ellos reciben e imparten charlas de educación ambiental al público, supervisan el comportamiento, monitorean la fauna y los objetos de conservación, mantiene la infraestructura, además de controlar las amenazas, como por ejemplo, la intromisión de ganado, que en casos puntuales se ha dado, por lo que se activan un procedimiento, que en circunstancias de desacato, conlleva sanciones al propietario del animal cuestionado.

“Una de las amenazas que controlamos es el ganado dentro de la reserva. Actualmente está prohibido. Ingresan de forma esporádica y puntual. Tenemos un trabajo súper coordinado con el SAG, porque como los guardaparques andan en el terreno, ven una vaca y toman información, porque la mayoría están registradas con un arete que se llama DIO. Ese dato tiene la identificación. Nosotros lo mandamos al SAG, ellos detectan al propietario y le indican que retire al animal inmediatamente de la reserva, y si no lo hacen, les cursan multas”, explicó Valdebenito, agregando que el ingreso de animales ajenos a las áreas ha disminuido en el tiempo a raíz de las estrategias de control.

Accesos privados

Los últimos tramos del camino para acceder a ambas reservas son de servidumbre y de difícil acceso, que requieren de vehículos de 4×4, lo que afecta el arribo del público general, por lo que se necesita de un proceso expropiación, para que los últimos kilómetros hacia ambas zonas queden bajo administración pública y puedan ser intervenidos a fin de mejorar sus condiciones y con ello democratizar la visitación.

“Una limitante no solo para la visitación, sino también para la administración de las dos reservas, es que actualmente no cuentan con un camino público, y eso lamentablemente no recae bajo las competencias de Conaf. Hay otros organismos que tienen las competencias de los caminos (MOP o Municipios). Además que hay territorios que hay que expropiar, por lo tanto, todos esos temas tienen que hacerse en conjunto con varias instituciones”, apuntó.

Mejorar el camino es uno de los desafíos a concretar, ya que, en el caso de Reserva Ñuble, el aumento de sus visitas, favorece sus aspiraciones de convertirse a futuro en un parque nacional y conseguir recursos para su mantención.

En su quehacer, Conaf ha trabajado con un Consejo Consultivo, que reúne organismos públicos y de la sociedad civil. En estas instancias, fue aprobada la propuesta de recategorización de esta área protegida. Conaf trabajó en el informe técnico justificativo que se presentará a futuro al Consejo de Ministros, el que finalmente aprueba o rechaza la idea. Actualmente el avance de esta iniciativa, depende del recién creado Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) del Ministerio de Medio Ambiente, cuyo fin es entregar mayores atribuciones al Estado para la conservación de territorios protegidos y que aún está en etapa de implementación.

“Ahora estamos a la espera de que puedan decir los reglamentos del nuevo servicio, porque actualmente están en elaboración. Están en fase de implementación el nuevo servicio, por lo tanto, se pueden llevar a cabo ciertas iniciativas, pero finalmente se va a resolver el tema, cuando formemos parte de este nuevo servicio. Probablemente nosotros vamos a pasar a ser parte de este”, dijo el jefe de Áreas protegidas de Conaf.

La principal diferencia entre una reserva y un parque, es que en este último no permite el manejo de recursos naturales. “Actualmente la reserva Ñuble se maneja como si fuera un parque nacional. La diferencia principal es que en la reserva se puede utilizar sustentablemente los recursos que hay. (…) Un ejemplo más caricaturesco, en una reserva nacional, si se cae un árbol viejo, el guardaparque puede ese árbol trozarlo y utilizarlo como leña en su guardería para la calefacción. En un parque nacional, si ese mismo árbol se cae, tiene que quedar ahí, no se puede aprovechar de ninguna forma. (…)Por ejemplo, si se recategoriza, como parque nacional, eso deja fuera de que, por ejemplo, a través de un permiso, regulación o algún convenio, la gente local pueda ir a la reserva a extraer frutos como el maqui o avellanas”, aclaró.

Especie emblema

Una de las principales amenazas que enfrenta el huemul, es la parcelación, principalmente en áreas cordilleranas.

“La principal amenaza es la fragmentación del territorio, porque se acaban los lugares donde puede buscar su comida y se encuentra con cercos y con perros. (…) La parcelación se va acercando, pero aún no ha llegado a la reserva. (…) Se deben atender, porque si no se atienden puede que llegue al límite de la reserva y el hábitat queda totalmente restringido. Debe existir una regulación principalmente en aquellos sectores cordilleranos que tenemos identificados como áreas de hábitat potencial del huemul, porque una de las grandes amenazas son la fragmentación del territorio y eliminar el corredor biológico donde la especie puede transitar libremente sin amenazas potenciales”, dijo Valdebenito.

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