Parque La Rufina

Hace tiempo que Chillán dejó de ser la apacible ciudad donde sus habitantes funcionaban a revoluciones bastante más bajas que los de las grandes urbes. Hoy también vivimos en un clima de tensión y aceleración. Los problemas de movilidad que sufre nuestra ciudad, las dificultades económicas, la estrechez de nuestro mercado laboral e incluso la expansión alcanzada por las nuevas tecnologías de información y comunicación son fuentes de estrés para chillanejos y chillanejas.
Pero esta angustia -que probablemente aún no alcanza la intensidad de las grandes ciudades- no es solo por causas mentales o psicológicas personales, es una neurosis urbana también generada, entre otras, por las condiciones de vida y del entorno en el cual se vive y que en muchos casos es sinónimo de barrios con calles y veredas en mal estado, con poco acceso a parques u otras áreas verdes y que se encuentran alejados de colegios, centros de salud y servicios públicos.
El tema no es menor, pues al observar la forma en que discurre la vida urbana en la capital de Ñuble se constata que la desigualdad de los entornos y barrios también producen daño psicosocial, y afecta con mayor impacto a los sectores vulnerables, contribuyendo a consolidar determinantes sociales y psicosociales.
Se trata de un tema de especial importancia para el futuro de las nuevas generaciones y por ello es relevante la reciente aprobación por parte del Consejo Regional de los recursos ( $5.756 millones) para el diseño y compra del terreno donde se construirá el futuro Parque La Rufina, en la zona oriente Chillán, precisamente la más populosa y deficitaria en áreas verdes y equipamiento comunitario.
Con más de 15 hectáreas será el pulmón verde más grande de Chillán. Contará con cinco zonas claramente demarcadas. La primera es la llamada Zona de Cultura y las Artes, que incluirá un auditorio, anfiteatro, librería cultural, cafetería literaria y una plaza de acceso principal. La segunda, corresponde a la Zona de la Infancia de niños de 3 a 12 años, que ofrecerá un entorno seguro y entretenido con sombreaderos, baños públicos y juegos infantiles, como balancines, columpios y estructuras modulares. En cuanto a la gastronomía y comercio, la Zona de Servicios dispondrá de tres cafeterías, un restaurante, oficinas de servicio y una feria artesanal con estructura permanente. Mientras que la Zona de Deportes contará con tres multicanchas, camarines, una cancha de tejo para adultos mayores, kioscos, baños públicos, áreas de picnic y una laguna en el sector de humedales, con una vista privilegiada a la cordillera. Por último, habrá una Zona de Estacionamientos, en el cuadrante sur-poniente del predio que se ubica a 2,3 kilómetros del centro de Chillán.
El parque La Rufina será un gran avance, pero está lejos de resolver el déficit de áreas verdes que tiene la capital regional, que cuenta con casi 200 hectáreas factibles de convertir en parques y que aumentan a más de mil si se integraran las riberas de los diferentes cauces de agua que cruzan la ciudad, incluido el río Chillán.
En síntesis, además de la buena noticia que encierra este proyecto, hay otras oportunidades para mejorar en materia de áreas verdes, pero de nada servirán si no se traza una hoja de ruta que trascienda los límites temporales de los períodos ordinarios de la gestión alcaldicia y, sobre todo, si no se establecen los tiempos para desarrollarla y la forma de evaluar los objetivos y metas propuestas.