Fraudes bancarios comienzan a abultar la agenda de los juzgados de Policía Local

Eran cerca de las 01:00 horas del sábado pasado, cuando Javier Morales, ingeniero chillanejo, comenzó a recibir notificaciones en su teléfono respecto a compras que “acabas de realizar” con una de sus tarjetas bancarias.
Alarmado, buscó en su billetera y notó que en efecto, no estaba la tarjeta. La ultima vez que la usó fue el día anterior, cuando viajo a Concepción en su vehículo y pasó a cargar el estanque en un servicentro.
Ingresó a la aplicación del banco y activó el “modo off” de la tarjeta para que no se siguiera usando. Era todo lo que podía hacer por el momento, ya que tras llamar al call center -por la hora- no encontró a nadie con quien solucionar el problema.
“Pero al rato, me siguieron llegando notificaciones, con la tarjeta en off activada y ahí me urgí. Dije que si el modo apagado es así de vulnerable, me iban a reventar la tarjeta. No pude ni dormir, y al otro día me levante temprano y fui a la casa comercial, pero como única respuesta, me dijeron que me tenia que comunicar con el call center. Al final, la tarjeta se bloqueo por fraude preventivo de forma automática”.
Perdió cerca de 90 mil pesos en compras por Pedidos Ya, restoranes y suscripciones a juegos online.
Desde el Call Center, le dijeron que en efecto, se pueden hacer compras con la tarjeta en Off, pero que estas se concretan cuando el cliente la activa de nuevo, “que fue lo que hice a la mañana siguiente para ver cuanto me habían sacado”, se lamentó.
Para desbloquear la tarjeta, debía presentar una denuncia en la Fiscalia, PDI o Carabineros y seguir con los tramites a través del Whatsapp del Call Center.
“Fui a Carabineros y me dijeron que la niña que estaba sentada declarando había ido por lo mismo. Que reciben un promedio de cinco a siete denuncias diarias por clonación o hurto de tarjeta y compras no reconocidas”.
Se trata de un tipo de fraude del que poco se habla en el contexto local.
Tal vez la burda manía de darle nombres extranjeros a ciertos delitos, hace que los clientes locales lo sientan lejanos.
Tal vez, se deba seguir llamándolo “el cuento del tío” o algún similar, pero en concreto, en la Policía de Investigaciones de Chillán, también admiten un alza respecto a años anteriores. Y mientras en 2023 ingresaron 463 denuncias, el 2024 cerró con 549.
La cifra es una muestra de un fenómeno que afecta al país entero. La banca nacional reconoce que a partir de 2023, los fraudes se habían multiplicado en el país, luego que se estableciera que los bancos debían hacerse cargo de esas pérdidas por lo que se consideraba deficiencias en los mecanismos de seguridad.
Se produjo un boom de reclamaciones y los montos involucrados en fraudes con tarjetas de débito aumentaron 166% , sumando $46.300 millones al cierre del año pasado.
BancoEstado representó un 57% de ellos, totalizando $26.458 millones, por lo que se declaro que los fraudes bancarios estaban en las cifras más altas de la historia.
Causas en Policía Local
Dado el contexto desafiante para el marco legal vigente, el Legislador ha ido modificando algunos artículos de la Ley para hacer mas efectiva la persecución de estos delitos, para brindarle más garantías a los usuarios, pero también para proteger a la víctima menos visibilizada del fenómeno: Los bancos.
En el Juzgado de Policía Local de Chillan, explican que se detectaron numerosos casos en la comuna de personas que se hacen clientes de alguna entidad financiera, consiguen tarjetas y luego se la pasan a un tercero para que la utilice en alguna otra ciudad.
Entonces, acusan hurto o clonación para que el banco les devuelva parte de ese dinero, que hasta hace poco podía llegar a las 35 U.F, unidad que hoy se acerca a los 39 mil pesos.
Incluso, existen tutoriales en Internet que enseñan cómo defraudar a los bancos.
Dentro de las 500 causas que han llegado a ambos Juzgados de Policía Local de nuestra comuna, se han encontrado casos de personas que hicieron la misma denuncia respecto a diversas casas comerciales casi al mismo tiempo.
Tras múltiples demandas cursadas por los bancos en contra de los clientes para que les reintegraran los reembolsos, hoy la Ley establece que los bancos pueden impugnar algunos plazos “para que se haga una investigación respecto al posible uso negligente por parte del usuario, tanto por tarjetas como por dispositivos celulares”, explica el abogado y docente, Eduardo Peñafiel.
El jurista de reconocida trayectoria en materia de bancos, añade que “este problema del aumento de fraudes comenz cuando los bancos, para facilitar el uso de los usuarios, dispuso de aplicaciones para telefonos, de manera que ahora la gente los usa para pagar. Lo que es fantástico, pero si las personas no son cuidadosas, o no son alfabetizados digitalmente, al final esto se transforma en un riesgo mayor”.
Por tal razón, muchas de las causas que ha debido revisar, han concluido que a personas de edad avanzada, escaso nivel escolar o de sectores rurales, quien los terminó estafando fueron familiares o personas cercanas a quienes les piden que hagan los trámites o les entregan sus claves.
Si se detecta el delito, entonces las causas abandonan las carpetas del Juzgado de Policía Local y quedan en manos de la Fiscalía, bajo el rótulo de fraude, robo, hurto o estafa.
Educación preventiva
EduardoEran cerca de las 01:00 horas del sábado pasado, cuando Javier Morales, ingeniero chillanejo, comenzó a recibir notificaciones en su teléfono respecto a compras que “acabas de realizar” con una de sus tarjetas bancarias.
Alarmado, buscó en su billetera y notó que en efecto, no estaba la tarjeta. La ultima vez que la usó fue el día anterior, cuando viajo a Concepción en su vehículo y pasó a cargar el estanque en un servicentro.
Ingresó a la aplicación del banco y activó el “modo off” de la tarjeta para que no se siguiera usando. Era todo lo que podía hacer por el momento, ya que tras llamar al call center -por la hora- no encontró a nadie con quien solucionar el problema.
“Pero al rato, me siguieron llegando notificaciones, con la tarjeta en off activada y ahí me urgí. Dije que si el modo apagado es así de vulnerable, me iban a reventar la tarjeta. No pude ni dormir, y al otro día me levante temprano y fui a la casa comercial, pero como única respuesta, me dijeron que me tenia que comunicar con el call center. Al final, la tarjeta se bloqueo por fraude preventivo de forma automática”.
Perdió cerca de 90 mil pesos en compras por Pedidos Ya, restoranes y suscripciones a juegos online.
Desde el Call Center, le dijeron que en efecto, se pueden hacer compras con la tarjeta en Off, pero que estas se concretan cuando el cliente la activa de nuevo, “que fue lo que hice a la mañana siguiente para ver cuanto me habían sacado”, se lamentó.
Para desbloquear la tarjeta, debía presentar una denuncia en la Fiscalia, PDI o Carabineros y seguir con los tramites a través del Whatsapp del Call Center.
“Fui a Carabineros y me dijeron que la niña que estaba sentada declarando había ido por lo mismo. Que reciben un promedio de cinco a siete denuncias diarias por clonación o hurto de tarjeta y compras no reconocidas”.
Se trata de un tipo de fraude del que poco se habla en el contexto local.
Tal vez la burda manía de darle nombres extranjeros a ciertos delitos, hace que los clientes locales lo sientan lejanos.
Tal vez, se deba seguir llamándolo “el cuento del tío” o algún similar, pero en concreto, en la Policía de Investigaciones de Chillán, también admiten un alza respecto a años anteriores. Y mientras en 2023 ingresaron 463 denuncias, el 2024 cerró con 549.
La cifra es una muestra de un fenómeno que afecta al país entero. La banca nacional reconoce que a partir de 2023, los fraudes se habían multiplicado en el país, luego que se estableciera que los bancos debían hacerse cargo de esas pérdidas por lo que se consideraba deficiencias en los mecanismos de seguridad.
Se produjo un boom de reclamaciones y los montos involucrados en fraudes con tarjetas de débito aumentaron 166% , sumando $46.300 millones al cierre del año pasado.
BancoEstado representó un 57% de ellos, totalizando $26.458 millones, por lo que se declaro que los fraudes bancarios estaban en las cifras más altas de la historia.
Causas en Policía Local
Dado el contexto desafiante para el marco legal vigente, el Legislador ha ido modificando algunos artículos de la Ley para hacer mas efectiva la persecución de estos delitos, para brindarle más garantías a los usuarios, pero también para proteger a la víctima menos visibilizada del fenómeno: Los bancos.
En el Juzgado de Policía Local de Chillan, explican que se detectaron numerosos casos en la comuna de personas que se hacen clientes de alguna entidad financiera, consiguen tarjetas y luego se la pasan a un tercero para que la utilice en alguna otra ciudad.
Entonces, acusan hurto o clonación para que el banco les devuelva parte de ese dinero, que hasta hace poco podía llegar a las 35 U.F, unidad que hoy se acerca a los 39 mil pesos.
Incluso, existen tutoriales en Internet que enseñan cómo defraudar a los bancos.
Dentro de las 500 causas que han llegado a ambos Juzgados de Policía Local de nuestra comuna, se han encontrado casos de personas que hicieron la misma denuncia respecto a diversas casas comerciales casi al mismo tiempo.
Tras múltiples demandas cursadas por los bancos en contra de los clientes para que les reintegraran los reembolsos, hoy la Ley establece que los bancos pueden impugnar algunos plazos “para que se haga una investigación respecto al posible uso negligente por parte del usuario, tanto por tarjetas como por dispositivos celulares”, explica el abogado y docente, Eduardo Peñafiel.
El jurista de reconocida trayectoria en materia de bancos, añade que “este problema del aumento de fraudes comenz cuando los bancos, para facilitar el uso de los usuarios, dispuso de aplicaciones para telefonos, de manera que ahora la gente los usa para pagar. Lo que es fantástico, pero si las personas no son cuidadosas, o no son alfabetizados digitalmente, al final esto se transforma en un riesgo mayor”.
Por tal razón, muchas de las causas que ha debido revisar, han concluido que a personas de edad avanzada, escaso nivel escolar o de sectores rurales, quien los terminó estafando fueron familiares o personas cercanas a quienes les piden que hagan los trámites o les entregan sus claves.
Si se detecta el delito, entonces las causas abandonan las carpetas del Juzgado de Policía Local y quedan en manos de la Fiscalía, bajo el rótulo de fraude, robo, hurto o estafa.
Educación preventiva
Eduardo Peñafiel ha sido testigo de los intentos de la banca y las casas comerciales por advertir respecto a fraudes, a través de campañas de difusión o en las oficinas de atención al cliente, sin embargo, a su juicio, no basta.
“Considerando la cantidad de víctimas, que son muchas, la cantidad de montos que se han sustraído, creo que debiera haber un mayor intento por educar de manera preventiva a las personas. A través de las autoridades, las juntas de vecinos o por los medios, incluso en algo tan simple como reconocer llamados o correos fraudulentos o el no confiarle las claves a nadie, y menos dejarlas anotadas-por ejemplo- en un papel en el celular, que es algo muy común”, advierte.
Recomienda, además, a quienes usan los celulares como tarjetas de pago “que no dejen preestablecidas las claves y que las cambien de manera periódica. Hoy la gente hace su vida en un celular y si bien es una excelente herramienta, los robos de estos teléfonos los vemos a diario y hay que tomar los resguardos”.
El abogado Mauricio Contreras, quien también suma numerosas causas en defensa de bancos o de clientes, añade que esta falta de resguardos “puede ser argumentada por parte de los bancos como una falta grave por parte del consumidor y de esa manera no se ven obligados a reembolsar algún monto”.
Existe, conforme explica el abogado, “un catalogo bien definido de conductas que se pueden considerar faltas graves y hoy la tecnología permite realizar las investigaciones necesarias como para determinar las responsabilidades de una u otra parte”.
Si en realidad se es una legitima víctima de hurto, fraude o clonación, hay buenas y malas noticias.
La buena es que “por mi experiencia, me atrevería a decir que un 80% de las causas se fallan a favor de los consumidores”, apunta el abogado Contreras.
La mala, es que si el caso pasa a Fiscalía, se debe tener en cuenta la saturación de causas que pesa hoy en el Ministerio Publico, con cerca de 2.700 causas por fiscal como promedio en Ñuble.
En esta necesidad de priorizar a los delitos ms graves, el hurto de 80, 200 mil o 300 mil pesos, podría tener pocas posibilidades de ser investigado.
De todas las denuncias ingresadas el año 2024, la Fiscalía pidió la investigación de solo 106 causas a la Brigada de Delitos Económicos, de la PDI de Chillán. Peñafiel ha sido testigo de los intentos de la banca y las casas comerciales por advertir respecto a fraudes, a través de campañas de difusión o en las oficinas de atención al cliente, sin embargo, a su juicio, no basta.
“Considerando la cantidad de víctimas, que son muchas, la cantidad de montos que se han sustraído, creo que debiera haber un mayor intento por educar de manera preventiva a las personas. A través de las autoridades, las juntas de vecinos o por los medios, incluso en algo tan simple como reconocer llamados o correos fraudulentos o el no confiarle las claves a nadie, y menos dejarlas anotadas-por ejemplo- en un papel en el celular, que es algo muy común”, advierte.
Recomienda, además, a quienes usan los celulares como tarjetas de pago “que no dejen preestablecidas las claves y que las cambien de manera periódica. Hoy la gente hace su vida en un celular y si bien es una excelente herramienta, los robos de estos teléfonos los vemos a diario y hay que tomar los resguardos”.
El abogado Mauricio Contreras, quien también suma numerosas causas en defensa de bancos o de clientes, añade que esta falta de resguardos “puede ser argumentada por parte de los bancos como una falta grave por parte del consumidor y de esa manera no se ven obligados a reembolsar algún monto”.
De todas las denuncias ingresadas el año 2024, la Fiscalía pidió la investigación de solo 106 causas a la Brigada de Delitos Económicos, de la PDI de Chillán.