La apertura al debate
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Señor Director:
La reforma al sistema político, impulsada con un amplio apoyo transversal, es una señal alentadora. Representa más que un ajuste técnico: es la apertura a un debate postergado, uno que comenzó incluso antes de los procesos constitucionales recientes. Sin embargo, para que este paso sea verdaderamente transformador, es crucial que este arranque alcance otras áreas que aún permanecen fuera del foco.
El esfuerzo por ajustar las reglas del sistema proporcional, limitando la representación a fuerzas políticas con apoyos mínimos (5%), es un avance necesario. Pero el desafío no se detiene ahí. Lo que queda sin resolver es aún más profundo: el sistema electoral en su conjunto y las complejidades del engranaje de poder que define la relación entre el Congreso y el Ejecutivo. Estos temas son el núcleo de un cambio estructural que seguimos evadiendo.
Vivimos en un tiempo dominado por el cortoplacismo y las narrativas inmediatas que las redes sociales nos imponen. Nos obsesionamos con los árboles que no crecieron o con aquellos que eclipsan al resto, perdiendo de vista el bosque completo. La apertura al debate político puede ser un gran paso hacia adelante, pero sólo si tenemos la valentía de incluir todas las aristas necesarias para construir un sistema político sólido, moderno y funcional.
Williams Valenzuela
Académico Escuela de Derecho y del Observatorio de Políticas Públicas UDLA