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Puerto Rico se situó en las últimas horas en el centro de los debates en torno a las elecciones presidenciales en EE.UU. por la razón menos esperada.
Esta vez no fue por un desastre natural, un apagón masivo o su profunda crisis económica, temas por los que la isla suele aparecer en los titulares de los medios estadounidenses, sino por una “broma” que hizo el comediante Tony Hinchcliffe este domingo en un mitin de campaña de Donald Trump realizado en el Madison Square Garden de Nueva York.
Hinchcliffe, quien durante su intervención también se burló de otros latinos e hizo comentarios despectivos sobre los palestinos, los judíos y los afroestadounidenses, se refirió a Puerto Rico como “una isla de basura en el océano”.
Sus comentarios generaron una ola de indignación en los medios y las redes sociales, a las que recurrieron con rapidez políticos tanto demócratas como republicanos para condenarlos y mostrar su apoyo a los puertorriqueños.
Ante la presión, el equipo de campaña de Trump se distanció de las palabras de Hinchcliffe.
“Esto es una broma y no refleja la visión del presidente Trump o de su campaña”, sostuvo Danielle Álvarez, asesora senior del exmandatario.
Tanto Trump como Harris cortejan asiduamente el voto latino, que podría ser decisivo en estados clave de cara a las elecciones del 5 de noviembre
En algunos de estos, como en Pensilvania, los boricuas representan una mayoría entre los electores latinos.