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En el marco de la cumbre de los BRICS celebrada en Kazán, Rusia, el presidente venezolano Nicolás Maduro no consiguió que su país fuese admitido en el bloque político y económico, a pesar del respaldo explícito del presidente ruso, Vladimir Putin.
El líder chavista se reunió con su homólogo ruso el miércoles, en un encuentro donde se abordaron temas como la energía, la industria farmacéutica, el transporte y las nuevas tecnologías, además de reforzar la relación estratégica entre ambas naciones.
“Venezuela es uno de los viejos y fiables socios de Rusia en América Latina y en el mundo en general”, destacó Putin, subrayando el fortalecimiento de los vínculos comerciales y la colaboración en múltiples sectores.
Sin embargo, a pesar del apoyo ruso, la negativa de Brasil, representado en la cumbre por su canciller Mauro Vieira, fue determinante para que Venezuela no fuera admitida en el bloque de Brasil, China, Egipto, Emiratos Árabes, Etiopía, India, Irán, Rusia y Sudáfrica está relacionado principalmente por el veto del gobierno brasileño.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien no pudo asistir a la cumbre debido a un accidente doméstico, había instruido a su equipo a vetar la entrada de Caracas.
Celso Amorim, asesor de Lula en política internacional, explicó en una entrevista con CNN Brasil que la posición de Brasil responde a una estrategia de prudencia. “Yo no defiendo la entrada de Venezuela. Creo que hay que ir despacio. No sirve de nada llenarlo de países porque en nada habremos creado un nuevo G-77”, señaló Amorim.
Las relaciones entre Lula y Maduro han atravesado tensiones, especialmente tras los cuestionados comicios venezolanos del 28 de julio. En agosto, Lula exigió transparencia en la publicación de las actas electorales, algo que el régimen chavista ha evitado. Este desencuentro ha enfriado las relaciones entre Brasil y Venezuela, afectando las posibilidades de Caracas de ingresar al grupo de los BRICS.