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Octubre es el mes de las personas mayores en Chile. Durante este periodo se realizan actividades para promover el envejecimiento digno, activo y saludable, además de visibilizar e impulsar el respeto a los derechos de las personas mayores, el cuidado, la participación, el bienestar y una mejor calidad de vida.
Ñuble es la región más envejecida del país, ya que tiene la mayor proporción de adultos mayores. Actualmente residen 123.596 personas mayores de 60 años, que corresponden al 23,7% de la población de la región.
Por ser Ñuble un territorio con altos niveles de ruralidad, pobreza y desempleo, resulta todo un desafío para este segmento de la población tener un envejecimiento saludable, pues son varios los factores que juegan en contra.
De acuerdo a la coordinadora regional del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) en Ñuble, Valezka Morales, “la realidad actual de las personas mayores en Ñuble es que son personas insertas en su mayoría en sectores rurales, empobrecidos y con muy poca red de apoyo familiar, por ende, existe mucha población mayor institucionalizada (en residencias de larga estadía) o en abandono y soledad”.
Agregó que dentro de la población mayor “existen diferentes tipos de vulnerabilidad o esferas, tales como recursos, ruralidad, personas con algún grado de dependencia, baja escolaridad, abandono/soledad, etc, y si nos referimos a pobreza, en la región de Ñuble, según la Casen 2017, las personas mayores están en el 9,6%, pero tenemos comunas sobre ese porcentaje y mayoritariamente envejecidas”.
También resaltó que existe un porcentaje importante de organizaciones de personas mayores activas que quieren hacerse escuchar y participar. “1 de cada 3 personas mayores participa y eso es súper importante”.
La coordinadora regional de Senama considera que el principal reto que tiene Chile y Ñuble para su población de adultos mayores es la aprobación del proyecto de Ley Integral de Promoción del Envejecimiento Digno, Activo y Saludable que comenzó su tramitación en el Congreso en 2020.
“Si se aprueba, por supuesto que se sumarán más derechos a las personas mayores, más beneficios del Estado y como consecuencia, un envejecimiento en dignidad como merecemos todos. Sumado a esto, se viviría el robustecimiento del Senama, el cual podrá contar con mayor cantidad de recursos destinados a programas y dispositivos para las personas mayores y de alguna forma, la descentralización real que Ñuble merece, somos la región más envejecida de Chile”, explicó.
Morales sostuvo que el Gobierno ha centrado su trabajo en varios aspectos, pero principalmente en las personas mayores y las labores de cuidados. “Sabemos que las personas mayores requieren cuidados con más importancia, y tenemos un desafío importante que es la constitución del Eleam en Ñuble, el cual ya avanza en diferentes etapas que son administrativas y burocráticas pero que por supuesto nos enorgullece que nuestro presidente quiera que en cada rincón de Chile existan cuidados de calidad para quienes lo requieren, ante lo mismo, programas de cuidados como cuidados domiciliarios y centros diurnos comunitarios también se enfrentan al desafío tremendo de ir creciendo en cada comuna de Chile y llegar a las personas mayores”, señaló.
Envejecimiento acelerado
Existen datos que justifican y evidencian que Chile es un país envejecido y que se ha acelerado mucho su envejecimiento, por lo tanto, su pirámide demográfica ha ido cambiando. Así lo indicó Claudia Rodríguez, coordinadora general del Centro de Envejecimiento de la Universidad de Los Andes.
“Eso se entiende por tres indicadores: Hay obviamente mayor esperanza de vida, o sea, las personas mayores viven más y no quiere decir que vivan mejor. Hay una disminución de los nacimientos y eso es evidente, en los últimos reportes que se han dado a través del INE efectivamente hay una disminución en la fecundidad en nuestro país. Y lo otro, es que disminuye también la mortalidad. El tema es que, atendiendo esos datos, Chile no se ha preparado o no ha atendido tempranamente el proceso de envejecer de manera más integral, ni en lo social, ni en ámbitos de salud, ni en lo cultural, porque todavía vemos a las personas mayores como un sujeto que no tiene derecho, que lo empequeñecemos solamente por tener más edad, no lo consideramos”, dijo.
Afirmó que no existen políticas sociosanitarias robustas enfocadas en las personas mayores y lo podemos notar, por ejemplo, en el diseño de ciudades y espacios públicos que no están pensados para este segmento. Uno de los grandes problemas son las pensiones, en promedio son entre $180 mil y $300 mil, según dijo.
“Además, le sumo que la radiografía de salud de las personas mayores actuales no es muy buena, porque efectivamente tienen muchas comorbilidades, tienen muchas enfermedades que arrastran desde distintos aspectos. No tienen buena salud oral, tienen una malnutrición por exceso, son sedentarios. Este tema de las personas mayores debe ser un tema de Estado”, indicó.
De acuerdo a la coordinadora general del Centro de Envejecimiento de la Universidad de Los Andes, la gran mayoría de la población mayor, entre un 85% a 90%, se atiende en el sistema de salud público, por lo que se debe mejorar el acceso a la salud, pues a mayor cantidad de comorbilidades, de enfermedades, van a requerir más atención y más especialistas.
A nivel regional, el Hospital Herminda Martín cuenta con tres geriatras y son los únicos profesionales de esta especialidad disponibles en Ñuble.
“Aquí hay un factor importante porque la capacidad formadora hoy día de geriatras en Chile sigue siendo baja. Alrededor de 178 geriatras tiene Chile para casi 3 millones de población mayor de 60 años o más, y eso ya te está dando un problema, te está diciendo que somos un país envejecido, con muchas comorbilidades asociadas, pero tenemos poca capacidad instalada de especialistas para poder atenderlo y ése es un desafío que no está siendo abordado con la urgencia que se requiere”, advirtió.
“Y a eso se le agregan todos los gastos de bolsillo que tienen que asumir, no solamente por la atención, sino en los fármacos, en los medicamentos que toman las personas mayores, que son de tres o más. ¿Y quién está asumiendo ese gasto? Muchas veces la persona mayor no puede comprar un medicamento porque no está disponible en el Cesfam o efectivamente tiene que comprarlo y termina no comprándolo, dañando aún más y fragilizando aún más su salud. Entonces, por donde lo veamos es como un drama”, añadió Rodríguez.
Otro de los grandes problemas que atraviesan las personas mayores de 60 años es la falta de redes de apoyo. La soledad y abandono son sentimientos frecuentes en este segmento, debido a la ausencia de un círculo cercano que los pueda apoyar y acompañar, por tanto, se requiere fortalecer las redes de apoyo y generar que los adultos mayores se sientan parte de la sociedad.
“Para el bienestar de las personas mayores el sentirse acompañado, el tener a alguien con quien hablar cuando tengan un problema, a quién acudir es importante. Por lo tanto, las redes de apoyo son clave y significativas porque hay un sentimiento que se empieza a evidenciar que es la soledad. Me siento solo, me siento aislado, no me reconocen como sujeto de derecho, no participo, entonces finalmente estamos esperando que las personas mueran solas, abandonadas, y eso no es posible, no lo podemos permitir”, dijo.
“Es la soledad lo que genera en las personas mayores, y que poco lo hablamos, este sentimiento de ¿para qué estoy acá? y ¿cuál es mi propósito de vida? Entonces, en ese grupo etario, la tasa de suicidio es alta, es de 13 por 100 mil personas, versus en los adolescentes, que es de 7 por 100 mil, entonces, no abordamos tampoco los desafíos que nos está generando también este sentimiento, percepción del sentirse solo, porque no tengo un propósito de vida”, argumentó.
Para que las personas mayores tengan un envejecimiento saludable, primero debe ser un tema que se tome la agenda de Estado, porque está vinculado directamente con aristas como la salud, el transporte, el diseño urbano, la previsión, la seguridad social, el trabajo, etc.
De igual manera, hay que aumentar los recursos de las políticas públicas destinadas a las personas mayores, por ejemplo, formar capacidad de cuidado, establecimientos de cuidado y los programas relacionados al cuidado.
“No es posible que las regiones o las ciudades hoy día no tengan Eleam. Hay personas mayores que van a poder pagar las residencias que son privadas, pero es un escenario muy pequeño, entonces, se tiene que generar un sistema integrado de cuidado para las personas mayores, urgentemente, y eso depende del Estado”, destacó la coordinadora.
Por último, recalcó que es importante empezar a cambiar la forma en que miramos el envejecimiento en nuestro país. “El envejecimiento también tiene una parte bonita, pero depende de nosotros en cambiar, erradicar cómo estamos mirando hoy día el envejecimiento y la significancia que la sociedad que tienen las personas mayores”.
Realidades diversas
Desde la mirada de Macarena Rojas, directora ejecutiva del Centro de Estudios Vejez y Envejecimiento de la Universidad Católica, el principal desafío es comprender que la vejez es una etapa heterogénea, que hay un mundo de realidades distintas según su género, edad e historia.
“En general, la sociedad está llena de estereotipos y de prejuicios en torno a la edad, como que piensan que todas las personas mayores son enfermizas, son dependientes, no trabajan, no tienen vida sexual afectiva, que son inactivos, por ejemplo. Y hoy en día hay realidades muy diversas, hay una persona de 60-70 años que puede estar emprendiendo, tener una empresa, estar trabajando, otros que son líderes comunitarios, otros que cuidan a los nietos, a sus padres, así como también hay personas que tienen más problemas de salud y requieren apoyo”, expresó.
Asimismo, señaló que muchas veces las políticas públicas son creadas con sesgos en relación a los estereotipos de la edad, por tanto, se debe pensar en iniciativas y programas que permitan que las personas mayores se desarrollen y empoderen. También generar nuevos espacios de participación e inclusión de las personas mayores.
“Muchas personas mayores, por ejemplo, se sienten discriminados del mundo del trabajo, por ejemplo, les gustaría seguir participando del mundo laboral porque es una fuente de satisfacción personal, una fuente de ingreso y muchas empresas tienen muchos prejuicios en relación a la contratación de personas de edad”, agregó Rojas.
Se requiere también avanzar en seguridad social, salud, servicios y pensiones adecuadas y dignas para las personas mayores. “No quisiéramos que pase que alguien esté obligado a trabajar porque no tiene ingreso, sino que efectivamente si alguien trabaja es porque quiere hacerlo y es un espacio de desarrollo personal también”, dijo.
La profesional sostuvo que es necesario tener una mirada urbana, ya que muchas veces se construyen plazas o espacios públicos no pensando en la diversidad de realidades de la población incluyendo a las personas mayores. “Hay semáforos que duran poco tiempo, espacios sin sombra, sin bancas para detenerse a un descanso, baños públicos, esa es una demanda súper importante de las personas mayores. También el tema del transporte, lo poco accesible que es muchas veces el transporte”, detalló.
Agregó que “también faltan políticas de apoyo comunitario, familiar y especializado de cuidados, no podemos eludir hoy día a las personas mayores con discapacidad o dependencia, es un porcentaje menor, cercano al 15%, es decir, la gran mayoría es activa, pero ese porcentaje que requiere de apoyos y cuidados es una situación muy exigente y muy demandante para las familias, quienes hoy día cuidan prácticamente sin ningún apoyo. Las políticas públicas en relación al cuidado todavía son con muy pocos cupos, entonces, todos los dispositivos asociados a apoyar en el cuidado, los centros de día, los programas comunitarios, los cuidadores domiciliarios, se requiere que eso crezca y pueda también crecer y prestar apoyo a las personas mayores, a la familia o a la comunidad que cuida, pero claramente también se requiere que se involucren otros actores sociales, fundaciones, ONG, organizaciones barriales”.
Rojas enfatizó que este segmento etario necesita espacios de participación, desde una mirada de enfoque de derecho y no desde una mirada solo asistencialista, “como que la persona mayor lo único que necesita es ocupar su tiempo libre y descansar”.
“La educación es un aspecto súper invisibilizado hoy día también en relación a las personas mayores. Hay pocos espacios, muchos municipios ofrecen talleres, pero la gran mayoría son de actividad física o son cosas recreativas y hay pocos espacios también donde las personas puedan seguir aprendiendo, desarrollándose”, advirtió.
En relación a la región de Ñuble, destacó que no existen estudios ni programas que se adecúen a la realidad del territorio, que tiene un porcentaje muy alto de personas mayores que viven en ruralidad, “y eso sí es una demanda muy urgente de abordar, es algo que está muy abandonado y que no se ha tomado en cuenta, porque obviamente que envejecer en ruralidad tiene condiciones distintas y requiere respuestas distintas. Hoy en día los programas que vienen diseñados de forma central sirven perfectamente para una comuna urbana y se tratan de ajustar todo lo posible a las comunas rurales, pero no necesariamente dan una respuesta correcta, y además hay muchas demandas que tienen las personas mayores que viven en el mundo rural que no están visibilizadas y que no están recibiendo respuestas”.