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“En tamaño, es el gato salvaje más pequeño de Sudamérica y su peso va como de dos a tres kilos. Es más chico que un gato doméstico, muy pequeño. Entonces, es súper fácil para los perros llegar y morder a un gato güiña y matarlo”.
Catalina Leiva Bascur es estudiante de Biología, y junto al profesor Dr. Fulgencio Lison Gil, del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción, llevan adelante la investigación “Impacto de los perros asilvestrados en la ocurrencia de los carnívoros nativos en bosques del Campus Naturaleza Universidad de Concepción”.
El gato güiña (Leopardus guigna) es un carnívoro de dieta a base de roedores y de hábitos nocturnos, endémico de Chile y Argentina. Hace poco, una de las cámaras trampa, detectó información crucial para la investigación. “En Campus Naturaleza se ha realizado un hallazgo de gran relevancia. A través de cámaras trampa instaladas en el área, se han captado imágenes de un cachorro de gato guiña, uno de los felinos más pequeños y amenazados de Chile. Este avistamiento es particularmente significativo dada la condición de vulnerabilidad del mamífero, clasificado como una especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Las principales amenazas para esta especie incluyen la fragmentación de su hábitat, la caza y los ataques de perros”.
“Que haya un cachorrito güiña significa que existen buenas condiciones en Campus Naturaleza para reproducirse. Por eso el hallazgo es interesante. Si tiene crías y la especie está criando con éxito, es un indicativo de que la población es saludable y habrá un macho o varios machos y varias hembras y que se están reproduciendo de manera natural”, sostiene la estudiante.
Sin embargo, el contexto es preocupante, dice el Dr. Fulgencio Lison, no solo por la desaparición del bosque nativo, sino que también por la tenencia responsable de perros. “Los perros que la gente suelta y no tienen una tenencia responsable, han llegado incluso a modificar el comportamiento de esta y otras especies, ya que hay determinados sectores a los que no accede o cambia su horario o su hábito para no coincidir con los perros”, enfatiza.
Distribución
El gato güiña es un felino de bosques templados, mediterráneos, donde existe alta densidad. “Esto le permite moverse sin ser detectado fácilmente. Por eso, considero que la mayor distribución de la güiña se encuentra entre las regiones de Maule y Biobío, extendiéndose hasta Valdivia y Chiloé.”, comenta Catalina, añadiendo que “un gato doméstico adulto, por ejemplo, es generalmente más grande y robusto, mientras que la guiña es más pequeña y estilizada. Su pelaje es de color café con manchas y se distingue por tener orejas redondeadas. Entonces, esa es la diferencia”.
“Existe una variante melánica de la güiña, que es completamente negra. Sin embargo, no he observado un ejemplar de este tipo en las cámaras aquí. En Chiloé y más al sur, la probabilidad de encontrar uno de estos ejemplares es mucho mayor”, detalló.
Según las investigaciones, el felino nativo se distribuye principalmente en el valle central y la Cordillera de la Costa, mientras que su presencia en la Cordillera de los Andes es menos común. Es “especialista en bosque nativo”, según comenta Catalina, pero actualmente también se le ha visto en sectores con plantaciones exóticas asilvestradas, es decir, pinos, eucaliptos y otros que no han sido talados en décadas.
Un aspecto importante, destaca el Dr. Fulgencio Lison, es apreciar la cercanía que existe entre los ecosistemas nativos de Campus Naturaleza con los que existen en el Parque Nacional Nonguén. “Existe una alta probabilidad de mejorar la conectividad y por qué no, conectar las diferentes áreas protegidas para que los animales puedan moverse de un sitio a otro, pero eso tiene que ver con planificación urbana y seguir investigando el movimiento de estos animales, entre otros aspectos. Sin embargo, que exista un corredor biológico entre Nonguén y esta área de la Universidad, es algo que deberíamos hacer”, proyecta el académico.
En ese entorno, “el registro de este cachorro no solo confirma la presencia de la güiña en Campus Naturaleza, sino que también sugiere la posible reproducción de la especie en la zona, resaltando la importancia de este entorno natural como refugio para la fauna local. Entonces siempre hay que destacar la reproducción que se está dando, porque es un gato nativo bastante amenazado”, complementa la estudiante de Biología Catalina Leiva Bascur.