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Este año en enero se cumplieron seis años desde la partida de Nicanor Parra. Y a pesar del tiempo que ha pasado, la ciudad lo sigue recordando. Por esto, el viernes 6 de septiembre se realizará la actividad “6 años sin Parrar”, un conversatorio que se desarrollará en el Hotel Quinchamalí a partir de las 18.00 horas con entrada liberada para la comunidad.
En el conversatorio participará el poeta Carlos Cociña, el profesor Jorge Sánchez y el gestor cultural Fidel Torres. La seremi de las Culturas de Ñuble, Scarlet Hidalgo es la encargada de moderar la actividad.
Fidel Torres, señaló a La Discusión que “para hablar de Nicanor Parra, recordar sus bromas, sarcasmo e ironías, se ha organizado el conversatorio ‘6 años sin Parrar’, que busca establecer puntos de encuentro alrededor de su figura, historias contadas por personas que los conocieron y lo visitaron en sus casas de La Reina y Las Cruces, en encuentros y desencuentros que se dieron de manera libre y sin orden. En general, en cada visita, el antipoeta tocaba temas junto a sus invitados que recordaban su infancia, la ciudad de Chillán, el nacimiento de la antipoesía, sus rivalidades con Neruda o con Gonzalo Rojas”, precisó Torres, quien tuvo la oportunidad de visitar al antipoeta varias veces.
De esas visitas, el gestor logró obtener valiosa información respecto de la vida de Los Parra en la ciudad y precisamente de esto hablará este viernes en el conversatorio. “Me contaba que había nacido en San Fabián, pero vivió sólo algunos meses o quizás un par de años ahí. Su infancia y recuerdos corresponden al barrio de Villa Alegre (actualmente Ultraestación), en calle Uruguay (hoy curiosamente llamada Lalo Parra, en homenaje a su hermano). Contaba que se dedicaba a recorrer las callejuelas bullangueras por donde pasaban las fúnebres carrozas que conducían a los muertos al cementerio y se instalaban los pregoneros de las frutas, el desfile de carretas atiborradas de pipas con chicha de Portezuelo, Confluencia y Ñipas. Por ahí entraba y salía todo, por ahí salían los cadáveres, pero por ahí entraban también los animales que iban a la feria… más de una vez se metió una vaca a la casa”, recuerda Fidel a través de las múltiples conversaciones que tuvieron.
Asimismo, le confidenció varias veces que trabajó en el Cementerio Municipal llevando agua a las tumbas y que en los inviernos, cubrían las paredes de la casa con diarios como La Discusión. La entrada al conversatorio es abierta.