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Es cosa de pasar por fuera para darse cuenta. Eso, al menos, es lo que dice un suboficial de Carabineros de la Segunda Comisaría de Chillán (pidió reserva de identidad), quien a diario conduce desde su domicilio a la unidad policial, por la Avenida Martín Ruiz de Gamboa, y cruzar por fuera de la Villa Las Almendras, “y varios otros sectores”, añade: “Ahí, tú los ves, parados desde temprano en las esquinas, con los celulares en la mano, alertas por si ven acercarse alguna patrulla. La verdad es que da pena, porque sabes que es súper difícil poder sacarlos de ahí”, comenta.
Se refiere a la cada vez mayor presencia de adolescentes formando parte de bandas criminales, dedicadas al tráfico de drogas o al robo violento de vehículos, que son al menos los delitos más frecuentes por los que se les suele detener en la Región de Ñuble.
La participación de menores de edad en delitos de mayor connotación social es una de las más graves consecuencias de la consolidación del crimen organizado en el país, fenómeno que se ha ido marcando con cada vez más fuerza desde el periodo de la crisis sanitaria del coronavirus, que generó una especialización de delitos sofisticados, la organización de bandas e incrementó la cesantía y la deserción escolar.
Para poner el problema en cifras, se puede echar mano a los últimos consolidados con alcance nacional realizados por el Ministerio Público en el ámbito nacional, confeccionado en diciembre de 2023 y que daba cuenta de un alza del 34% de participación adolescente en delitos graves.
El órgano persecutor contabilizó a 10.239 menores de edad en ese tramo, mientras que en 2023 esa cifra alcanzó los 12.549. Por lo demás, de ellos, un 39% fue detenido junto a algún coimputado mayor de edad.
Mientras que en la Segunda Comisaria de Chillán dan cuenta que este año se ha detenido a un total de 140 jóvenes de entre 14 y 17 años de edad.
En lo que a investigaciones judiciales respecta, cifras de la Fiscalía Regional de Ñuble dan cuenta que entre los meses de enero y junio de 2023, se imputó a un total de 581 adolescentes, lo que significa un promedio de 3,1 casos al día.
De ellos, 265 tenían entre 14 y 15 años; mientras que los otros 316, tenían entre 16 y 17 años de edad.
Ya para el primer semestre de este 2024, los casos aumentaron, pasando a 661 formalizados, de los que 291 tienen entre 14 y 15 años, y los otros 370, entre 16 y 17 años.
Lo anterior, representa un alza del 13,77% y un promedio de 3,6 formalizaciones diarias, en nuestra región de Ñuble
Conforme al funcionario policial, “la mayoría de estos adolescentes, por no decir todos, participan solo de delitos violentos, como encerronas, robos con violencia o tráfico de drogas, porque eso es lo que les deja plata. No se ve, por ejemplo, mayor presencia que antes, de estos estudiantes, en cosas como robo en supermercados, lanzazos ni esas cosas. Ellos son utilizados por bandas, y eso los ha vuelto mucho más peligrosos y violentos”.
En el caso de mujeres adolescentes, “ellas no se meten tanto en asaltos, pero sí son muy utilizadas para meter drogas a colegios, fiestas escolares y cosas así. Yo converso con mis colegas del OS7 y me dicen que están cada día más cargados de causas. Muchas de ellas con menores involucrados”.
Las últimas detenciones por delitos violentos ocurridas en Ñuble, se registraron la semana pasada.
El jueves 29 de agosto, en Coihueco, Carabineros detuvo a dos menores de 17 y 16 años, quienes en compañía de un joven de 18 años, identificado como Sebastián Escalona Escalona, habían asaltado a dos escolares, mientras se dirigían a su colegio.
Todos fueron formalizados y quedaron privados de libertad.
Dos días antes, Carabineros de San Carlos detuvieron a un joven de 18 años, identificado como Leonardo Ortega Ortega, quien en compañía de un escolar de 16 años, asaltaron a otro estudiante en la vía pública, a quien agredieron y le quitaron especies avaluadas en $144 mil pesos.
En esta comuna, Carabineros ya había advertido el alza de detenciones de adolescentes, estableciendo que representaban más del 10% del total de detenidos en esa jurisdicción policial.
Deserción y ausentismo escolar
Se estima que cada escolar vinculado a bandas de narcotraficantes pueden ganar con facilidad un promedio de entre $50 y 100 mil diarios, solo por cumplir con entregas y vigilancia.
Por tal razón, para el Estado es muy difícil encontrar estímulos que los motive para abandonar ese círculo.
Algunos de ellos, incluso, al tener familia privada de libertad, ya conocen (en calidad de visita) todo el ambiente carcelario y los contactos suficientes como para cumplir funciones especiales para la organización.
El Observatorio de Derechos de la Defensoría de la Niñez, que en el marco del análisis de funcionamiento de la ley Aula Segura, destacó que entre los primeros semestres de 2022 y 2023, se detectó un aumento del 70,6% en la cantidad de expulsiones y cancelaciones de matrícula de estudiantes. En tan solo un año, se produjo un alza de 276 a 471 casos de este tipo a nivel nacional.
En todas las regiones, incluyendo a la de Ñuble, existen gestores territoriales (generalmente asistentes sociales), financiados por el Gobierno, quienes visitan a las familias de los estudiantes cuando comienzan a ausentarse por periodos largos, para motivarlos a que se reintegren al sistema escolar.
“El problema es que muchas veces, los establecimientos informan de manera mensual el tema de las asistencias”, advierte el concejal Rodrigo Ramírez, presidente de la Comisión Seguridad de la Municipalidad de Chillán, quien planteó a la Dirección Municipal de Educación que “se pueda generar un protocolo meticuloso, y que cuando un alumno falte dos días seguidos, sin tener una comunicación explicativa, que se llame de inmediato a los apoderados para preguntarles qué pasa, ya que muchas veces los padres juran que sus hijos están en clases, y uno los ve toda la mañana en las plazas”.
Según el concejal, hay muchos establecimientos en la comuna “en la que no se llama a los padres cuando los hijos faltan. Hay gente que me ha dicho que sus hijos se han ausentado por enfermedad y del colegio ni los llaman para saber por ellos”.
En respuesta, el seremi de Educación en Ñuble, César Riquelme, dice que “eso de establecer una comunicación inmediata debiera ser siempre así. Si los establecimientos no lo hacen, entonces están incumpliendo el reglamento”.
Por lo demás, advierte que “cuando el ausentismo empieza a ser crónico, el alumno queda a un paso de la deserción”.
De todas formas, la región ha destacado siempre en el plano nacional por tener los porcentajes más altos de asistencia, siendo la del 2018 las mayor, con un 92%, lo que ubicó a Ñuble a la cabeza de Chile.
“El año pasado bajamos un poco, con un 88 por ciento, pero este primer semestre, ya vamos en un 91 por ciento, lo que nos tiene nuevamente como la región de mayor cumplimientos”, sostuvo.
Una ventaja comparativa con el resto de los países, es que la totalidad de los niños y adolescentes del país, están escolarizados, independiente si tienen o no pasos por la Justicia Penal. Esto le permite al Estado, la posibilidad concreta de saber en qué situación se encuentran y establecer un plan de ayuda.
“Pero los establecimientos deben cumplir con informar situaciones irregulares, no se puede perder de vista a los alumnos, si se cae en ese tipo de negligencias, entonces el establecimiento no está cumpliendo con su rol formativo”, afirmó.
Competir contra las drogas
Las estrategias de Senda son diversas y apuntan a distintas áreas, como educación, comunitario, espacios laborales, para anticiparse al problema del consumo de alcohol y otras drogas, de esta manera se busca fortalecer los factores protectores y disminuir los riesgos asociados.
Por otra parte, “se constituirá el Comité Técnico Intersectorial Regional, que será conformado por distintas instituciones, para implementar un sistema cohesionado para reforzar los ámbitos de prevención, tratamiento, rehabilitación e integración social”, explica la directora del Senda Ñuble, Luisa Contreras.
La actual situación criminológica del país, también representa un obstáculo complejo para esta repartición.
“La presencia de drogas y bandas de narcotráfico en la región de Ñuble representa un desafío significativo para este Servicio, ya que incrementa la necesidad de reforzar las estrategias de prevención y disponer de acceso a tratamiento, debido a que nuestro trabajo no se centra en la persecución del delito, sino en la prevención del consumo de sustancias y la mitigación de sus consecuencias”, comentó.
En este punto cobra relevancia especial el trabajo policial, ya que tanto en Chillán como en otras comunas de Ñuble, las plazas se han transformado en puntos de microtráfico constante, en los que compradores y vendedores suelen ser estudiantes de Enseñanza Media.