Estación Marta Brunet
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La Universidad del Bío-Bío ha promovido la valiosa idea de solicitar a la Empresa de Ferrocarriles que nomine la estación de ferrocarriles de Chillán como “Estación Marta Brunet”, a fin de reconocer y poner en valor a una de las más notables chillanejas, que con su verso y su obra ha trascendido a los tiempos, más allá de los límites virtuales de su tierra natal.
Como era de esperar han surgido propuestas con otros nombres de la nutrida galería de personajes que tiene nuestra ciudad, verdadero privilegio patrimonial. Por qué la UBB ha elegido a Marta Brunet, chillaneja del siglo pasado, patrimonio vivo a través de sus versos, se preguntarán algunos.
Marta Brunet es la única mujer chillaneja que ha sido Premio Nacional de Literatura (1967), hija de padre chileno y madre catalana, pertenece a la larga saga de chillanejos y chillanejas de la diáspora, que a pesar de no haber vivido mucho tiempo en Chillán, desarrolla a la distancia una identidad indisoluble a todo evento con la tierra que los vio nacer.
Es el caso de Marta Brunet, quien se va con sus padres a la Araucanía y luego a los catorce años a Europa, más precisamente a Cataluña, la tierra de su madre. En Europa conoce las obras de Marcel Proust, Miguel de Unamuno, Azorín y Luigi Pirandello, de quienes se nutre para incorporar relatos sociales en su obra literaria. Es así que cuando regresa a Chile, con motivo de la Primera Guerra Mundial, se radica en Chillán en 1919, vive en su ciudad natal, frente al mercado, hasta la muerte de su padre en 1924.
En ese período inicia publicaciones en La Discusión bajo el seudónimo de Miriam. Durante su vida en Chillán, Brunet se integra activamente a la vida cultural de la ciudad, presidiendo una organización llamada “Circulo del Arte”, creada por Narciso Tondreau en el Liceo de Hombres.
Marta Brunet es una observadora acuciosa de Chillán, de su historia y de sus rasgos tangible e intangibles, entre otras miradas con las que impregna su obra. Por eso es que en 1935, cuando por primera vez en su historia Chillán sobrepasa el umbral de los cien años sin ser destruida por un desastre natural, Marta Brunet se suma a la conmemoración de dicho hito con un notable poema, donde junto con describir el trazado urbano del Chillan de 1835, deja plasmado en el verso un profundo amor por su ciudad.
“Vieja ciudad mía, mediterránea y recoleta; mater.. de esquinas redondas para nuestra dulzura, con las cinco plazas jugando a ser pájaro y a ser flor… Hinchada de leche abundandosa en el plato hondo de tu mercado, con las iglesias diciendo campanadas ensoñación, lindas tus mujeres, bendita en el hijo que les nació sabio para engrandecimiento tuyo y de la patria. Vieja ciudad centenaria. Chillán Nuevo en mi corazón. Vieja Ciudad centenaria. Chillán Nuevo en mi corazón.”
En este verso hace gala de una impresionante capacidad para describir a Chillán desde su trazado urbano, hasta sus hijos ilustres, pasando por sus tradiciones más arraigadas al patrimonio popular. Es posible que Marta Brunet no le diga mucho a las nuevas generaciones, por lo mismo nominar a la Estación de Ferrocarriles con su nombre parece una gran posibilidad de ponerla en la historia y valores de la ahora capital regional.