Share This Article
Una de las imágenes que marcaron los anegamientos registrados en la región de Ñuble, durante las fuertes lluvias de 2023, fue la de las casas precarias inundadas, en la ribera del río Ñuble, en la comuna de San Nicolás.
Se destapaba una realidad, hasta la fecha escondida. Un vecino del sector engañó a decenas de inmigrantes ilegales y les vendió informalmente, predios en espacios de uso público, a metros del cauce del Ñuble, por lo tanto, terrenos pertencientes a Bienes Nacionales.
Hubo un cruce de declaraciones entre esa seremía y la municipalidad de San Nicolás, respecto a quien le cabía la responsabilidad de desalojar a los habitantes, quienes a la fecha, estaban albergados en un liceo de la comuna. En su mayoría haitianos, y una ecuatoriana.
Finalmente nadie se hizo cargo y normalizado el caudal, los albergados volvieron a sus casas. “Y hoy siguen construyendo más casas, todavía”, acusa el alcalde Víctor Hugo Rice.
Este año no hubo anegamientos. El Mop realizó un enrocado a lo largo de la ribera y este año el agua no les significó un riesgo.
“Eso es algo que le tenemos que agradecer al MOP y a la delegación, pero el problema no está ni cerca de solucionarse porque ése no era el problema. El problema es que ahí se está dejando crecer un barrio de extrema pobreza, muy precario, lleno de necesidades, de mala conectividad, como todas las tomas que vemos en el país. Y eso es el lugar ideal para que crezca un foco de delincuencia del que nadie nos va a venir a proteger”, advierte el jefe comunal.
En efecto, son cerca de 100 a 150 las casas que forman el caserío. Se mezclan casas de material ligero con algunas ranchas, rejas de madera, de alamabre se asoman a los caminos irregulares, de tierra, con pozones y pequeños microbasurales por los que pasean perros.
Antejardines en los que la chatarra, neumáticos, muebles rotos resguardan a los vehículos (a veces de más de uno) estacionados dentro.
Rostros desconcertados observan el paso de una camioneta con el logo de una empresa eléctrica dando vueltas por el sector. Dejan de prestar atención a lo que estaban cocinando en un anafre y no le quitan la vista hasta que la camioneta desaparece camino abajo.
“Hasta el momento no hemos sabido de grandes delitos que se cometan en ese lugar, pero sí se ven cada vez más niñas menores de edad embarazadas y mucha ingesta de alcohol. Es muy triste ver cómo están viviendo allí, ya que hay muchas personas que solo esperan un mejor futuro para sus familias, hay mucha gente buena, pero el lugar es un riesgo para el resto de la comuna”, añade.
Respecto a los patrullajes preventivos, Rice dice que “la verdad, no es mucha, por lo que estamos rogando que eso no sea aprovechado por gente que lo comience a utilizar como un lugar para el tráfico de drogas. Lamentablemente, el lugar se puede prestar fácilmente para eso y nosotros como municipio no podemos hacer nada, ni siquiera podemos ofrecerles un mejor lugar a esas personas, porque son terrenos de Bienes Nacionales, no nuestros”, concluyó.
El desalojo no está contemplado
Consultada al respecto de la situación que se vive en ese loteo irregular, la delegada provincial del Punilla, Rocío Hizmeri, dijo que se ha trabajado con las familias “buscando las formas de normalizar su situación migratoria, considerando que muchos de ellos tienen hijos chilenos. De igual forma, es importante mencionar que muchas de las familias que estaban el año pasado recibieron un bono de arrendamiento por parte del Ministerio del Interior que permitió que se fueran a otros lugares”.
Aunque asegura que junto a Carabineros estamos en un constante control para que no lleguen nuevas personas ni se construya en el sector, el alcalde insiste que los patrullajes son pocos.
Respecto a un posible desalojo, la delegada aclara que “por razones humanitarias debido a las condiciones climáticas no es aconsejable desalojar a las familias que pudieran estar actualmente en el lugar” y añade que “cualquier acción orientada a sacarlos de allí, vaya en la línea de velar por la seguridad de ellos y también entregándoles alternativas a la condición en la que se encuentran”.
Por último, Rosa Fuentealba, presidente de la junta de vecinos del sector Puente Ñuble, apunta que “hasta el momento, nos hemos estado apoyando mutuamente entre los vecinos, aunque con los haitianos es un poco más difícil comunicarse, pero también los hemos ayudado”.
Según ella, en el lugar no se han registrado robos ni delitos graves, pero que “eso se va a mantener así, solo en la medida en que sigamos actuando unidos”.