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El coronel de Aviación (A) Gerardo Aránguiz Jiménez, jefe del Departamento Comunicacional de la Fuerza Aérea de Chile, oriundo de la ciudad de Chillán, ha tenido una destacada trayectoria dentro de la institución, a la que llegó siendo un adolescente con la firme convicción de ser un piloto de la FACH.
En sus inicios estuvo destinado a las ciudades de Iquique y Puerto Montt, en esta última ciudad cumplió labores importantes como traslados aeromédicos y ayudas sociales que eran necesarias debido al aislamiento del territorio. “Yo partí volando en Puerto Montt, en el área de helicópteros. Ahí participé mucho efectuando apoyo a la comunidad como evacuaciones aeromédicas, llevando a rondas médicas para que pudiesen ayudar a las comunidades. También estuve operando un tiempo en la Base Aérea Antártica Presidente Frei”, destaca.
La realización del postgrado de Instructor de Vuelo por Instrumento le permitió transitar hacia el transporte aéreo pesado en el Grupo de Aviación N°10 en Santiago, donde partió piloteando el C-130 Hércules. “Ese avión ya lo llevo volando por más de 12 años y en él me ha tocado apoyar mucho a la comunidad. De todos los puentes aéreos que han habido en la historia de Chile, me ha tocado participar en tres, que es prácticamente la mitad”, dice.
Recuerda el terremoto de 2010 como uno de los eventos de mayor magnitud donde participó activamente, facilitando el traslado de personas así como insumos necesarios para atender la emergencia. “Fuimos la segunda aeronave prácticamente en llegar a Concepción y después de eso partimos con el puente aéreo, en el cual tuvimos mucho flujo de aeronaves y de ayuda en toda esta zona. Me tocó apoyar a mucha gente desde Concepción hacia Santiago y también llevar mucha carga y apoyo desde Santiago a Concepción, y desde ahí se distribuían a otros puntos muchos más específicos en otros distintos tipos de aeronaves como helicópteros o aviones de otros clubes aéreos que se movilizaron también para poder apoyar en esta causa”, comenta.
También ha apoyado los esfuerzos del Gobierno de Chile en las misiones de paz en Haití, llevando al contingente nacional a cargo de estas misiones. “La tarea que he tenido ha sido muy linda como piloto, he tenido la suerte de haber sido el Comandante del Grupo donde estuve en Puerto Montt como joven y también ser el Comandante del Grupo de Aviación N°10, donde está el transporte pesado en la Fuerza Aérea de Chile. Entonces, la carrera que he tenido ha sido muy bonita y muy gratificante desde el punto de vista personal. Y todo partió con un niño que tenía el sueño de volar”, reflexiona el coronel Aránguiz.
Sueño de infancia
Tenía cerca de 6 o 7 años cuando voló por primera vez abordo de una aeronave. El sueño de volar siempre estuvo presente desde que tuvo uso de razón. “Siempre pasaban arriba de mi casa los aviones de Club Aéreo de Chillán y siempre me llamó mucho la atención ver cómo estas máquinas tan mágicas podían hacer lo que hacían, que era volar. Cómo un aparato podía volar al igual que las aves. Entonces, mi papá me llevó un día al Club Aéreo de Chillán, él fue la primera persona que consiguió que yo volase y desde ahí siempre mi vida se vio ligada con lo que es la aviación”, explica.
“Yo quería ser oficial de la Fuerza Aérea desde que estaba en Primero Básico. Soy un niño que tiene su sueño cumplido y su vocación de vida también. Nunca quise hacer otra cosa que no fuese ser un piloto de la Fuerza Aérea”, agrega.
Entre sus anécdotas de la niñez, el coronel tiene muy presente todas las veces que salió a pasear en bicicleta, y su destino siempre fue el mismo: el Aeródromo de Chillán. “En ese lugar empecé a ser una cara conocida, hasta que un día uno de los pilotos civiles me invitó a volar. Y yo, la verdad, no me la creía, para mí eso fue como el regalo de la vida. Después de eso, todos mis profesores del colegio sabían que yo quería entrar a la Fuerza Aérea y toda mi formación fue orientada hacia poder entrar a la Fuerza Aérea”, señala.
Cuando cursaba Tercero Medio postuló a la FACH y todos los esfuerzos académicos, junto a su determinación y perseverancia dieron fruto, pues logró ingresar a la institución.
Cuando piloteó por primera vez una aeronave recuerda que “la primera sensación que tuve fue una pregunta, y si bien lo sentí a la vez como algo mágico ya estar en los controles de un avión, la primera pregunta fue ‘¿cómo voy a hacer esto?’ y fue porque eran muchos eventos que estaban pasando rápidamente y simultáneos. Entonces, todo eso se consigue con práctica, con mucho estudio, con mucha perseverancia y sobre todo mucho trabajo”, subraya el coronel de Aviación de la FACH.
La trayectoria en la aviación y estar involucrado en diversas misiones y situaciones en el país le ha dejado grandes aprendizajes. “Lo primero que he visto de forma evidente es el hecho de que la ciudadanía de Chile es tremendamente solidaria y a la vez tremendamente capaz y profesional en su actuar. O sea, cuando ellos tienen un objetivo y una determinación por lograr un objetivo, que es ayudar al prójimo a superar sus situaciones de angustia, la sinergia que se arma es tal que potencia todo el accionar de todas las personas. Entonces, los resultados realmente que hemos obtenido han sido inclusive, tomados como lecciones aprendidas para poder potenciar a otros países o otras Fuerzas Aéreas”.
“Una de las acciones que han buscado nuestras experiencias es el tipo de apoyo que brindamos para el caso de la mitigación del Covid-19. Como nosotros nos distribuimos con una gran UCI a nivel nacional y específicamente cómo nosotros efectuamos la distribución de los pacientes en los medios de la Fuerza Aérea dentro del país”, añade.