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El secretario de Defensa de Estados Unidos, el general Lloyd Austin, confirmó este miércoles que la potencia norteamericana retuvo un envío previsto de armas para Israel mientras estudia la operación en el enclave palestino de Rafah. La decisión fue adoptada por el presidente Joe Biden, cuyo gobierno tiene serias dudas sobre la plausibilidad de una ofensiva en la zona sin afectar gravemente a la población civil.
“En estos momentos estamos revisando algunos envíos de asistencia de seguridad a corto plazo en el contexto de los acontecimientos que se desarrollan en Rafah”, afirmó Austin durante una comparecencia en un subcomité del Senado. El funcionario quiso dejar claro que el Gobierno de Estados Unidos “no ha tomado una determinación final sobre cómo proceder con ese envío”.
“Nos gustaría que no ocurrieran combates importantes en Rafah, pero nuestro enfoque principal es asegurarnos de proteger a los civiles”, dijo Austin, reiterando la posición que ha defendido Estados Unidos desde hace semanas. El envío retenido consta de “municiones de alto calibre”, apuntó. Austin es el primer miembro de la administración de Biden en referirse a lo que podría ser un punto de inflexión en la política de entrega de armas a Israel por parte de Estados Unidos.
Con su declaración el jefe del Pentágono confirmó la información adelantada por varios medios estadounidenses, como la cadena CNN, que detalló que el cargamento retenido contiene 3.500 bombas: 1.800 bombas de 2.000 libras (907 kilos) de peso y 1.700 bombas de 500 libras (226 kilos). Pese a todo, Austin insistió en que el apoyo a la seguridad de Israel seguía siendo irrestricto.