Share This Article
Señor Director:
Las cifras dan cuenta que la generación de empleos de calidad en Chile está totalmente estancada. El empleo de buena calidad o trabajo decente (según la OIT), es aquél que no solo reviste de regularidad y previsión social para el trabajador, sino que también de condiciones de seguridad y dignidad. Es por tanto un indicador que permite evidenciar el progreso de las sociedades De este modo, se entiende que la precarización del empleo es una condición que corre en dirección opuesta a lo que requiere nuestro país para avanzar por la senda del desarrollo, hacia mayores niveles de Bienestar Social.
Por esto, es lamentable observar en Chile un gradual aumento de empleos precarios, en especial, en actividades económicas que son mayoritariamente estacionales y de mano de obra no calificada, concentradas en sectores como el comercio y servicios personales de baja especialización, como el doméstico.
La ocupación en este tipo de actividades presenta un alto grado de informalidad y de cuenta propia (independientes), lo que implica ausencia de contratos de trabajo y, por ende, de garantías de higiene y seguridad social para el trabajador. Más aún, grava con mayor fuerza a las mujeres que, según el último trimestre móvil, informado por el INE presentan una tasa de informalidad del 29,9%, cifra inédita desde la actualización metodológica del INE con proyecciones de población en base al Censo 2017.
Guillermo Riquelme
Académico UA