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Marylin del Carmen Pozo Oteíza (27) pasó gran parte de su vida en el ex Sename, donde ingresó a los dos años de edad. Sus padres, hoy fallecidos, eran adictos a las drogas y al alcohol. La violencia entre ellos era recurrente, por lo que debió ser derivada a un hogar de menores, donde sus compañeros la golpeaban y ella se defendía. Cansada del maltrato y dañada por el recuerdo del abuso de un padrastro, la joven, oriunda de Rancagua, se escapó varias veces y ya cumplida la mayoría de edad decidió refugiarse en las calles.
Abandonó las aulas y asumió una vida itinerante. Recorrió San Fernando, Curicó, Talca, San Carlos y Chillán, donde pidió plata, trabajó y conoció el lado oscuro de la calle. La pasta base y el delito la hicieron tocar fondo.
“Fue un periodo difícil, porque no tenía apoyo de nadie, mi familia no estaba ni ahí conmigo. Siempre he estado sola en la calle. “Macheteaba” o limpiaba parabrisas que me servía para comer y drogarme. (…) Aquí en Chillán estuve en una casa, pero iba y volvía. Me gustaba más estar en la calle que en la casa, que es de mi compadre en Puente Ñuble. A veces anduve robando, porque estaba consumiendo pasta. La adicción me llevó a cometer errores. Estuve en la cárcel por homicidio frustrado con libertad vigilada, pero fue en 2017. Un hombre intentó tocarme y yo lo apuñalé. Fue en defensa propia”, relató.
Marylin recordó que su tránsito por las calles fue duro, ya que no podía bajar guardia ante peligros a los que se exponía por vivir a la intemperie. “Uno siempre tiene que estar aguja, vigilante y tener tu arma por si un hombre te hace algo. Tení que puro defenderte, porque o si no te pueden violar, como están ahora las cosas”, enfatiza.
Tras estar en San Carlos fue derivada al albergue de la Corporación Padre Chango en Chillán, donde estuvo dos meses y recibió apoyo para cambiar su vida. En la actualidad, se encuentra en un periodo de transición hacia su reinserción social. Tiene cuatro meses de embarazo y estudia para rendir exámenes libres, ya que solo cursó hasta cuarto básico, por lo que espera culminar sus estudios para darle un mejor futuro a sus hijos. Marylin fue madre de cuatro, la mayor fue entregada en adopción, dos se encuentran con su madrina y el menor se encuentra en una residencia de Servicio de Mejor Niñez.
En el presente, lucha por una segunda oportunidad, ya que no desea repetir su historia familiar, sino más bien recuperar a sus retoños. Alejada de las sustancias, asiste a sus controles de salud, estudia, tiene contacto con dos hijas y se proyecta en el futuro como trabajadora en la industria frutícola. Ahora vive en una casa de un cercano, donde por estos días ha ayudado a pintar las paredes de color verde.
“Me siento bien en el presente, porque miro hacia atrás como era la Marylin de antes y la de ahora. Cuando llegué aquí, llegué flaca, llena de moretones, llegué para la embarrada, con ojeras, mi cara muy diferente. Ahora no ando cochina. Estoy bien, para qué necesito droga, sino me lleva a ningún lado. Tengo que salir adelante, pero que no me quiten a mi hijo, si yo le tengo que dar un futuro, no él a mi. Yo tengo que ser el ejemplo”, reconoció.
Aumento de la población
Si bien Marylin dejó la calle, hay otros que siguen en ella. La presencia de personas viviendo a la intemperie en Chillán ha sido notoria. Las carpas no desaparecen y siguen siendo parte del paisaje. Es sabido que en sectores como paso sobrenivel en Ultraestación se instalan. El lunes recién pasado apareció otra en plena Avenida Ecuador con O’ Higgins a las 7 de la mañana, por un costado del liceo industrial.
Las cifras de incremento de este segmento de la población así lo demuestran. Según el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, 21.272 personas viven en situación de calle en el país, un aumento del 6 por ciento con respecto a 2023, y un 102,4 por ciento más que en 2017.
Las regiones que lideran la estadística son la Metropolitana, con 8.780 personas en esta condición; Valparaíso, con 2.485; y el Biobío, con 1.774. Son las que tienen más población en el país.
En tanto, las regiones que exhiben las cifras más bajas son Los Ríos (279), La Araucanía (292) y Ñuble (392).
Actualmente, según los registros del Anexo Calle correspondiente a marzo de 2024, en la Región de Ñuble se registran 392 personas en condición de calle (PSC), de ellas 324 corresponden a hombres, y 66 son mujeres. De acuerdo al mismo documento, el año 2023, habían 335 y en 2022, 272.
“Hay un aumento de un 17,01%, con 57 nuevas personas registradas en la región”, detalló la seremi de Desarrollo Social, Marta Carvajal.
Esta población se concentra en la comuna de Chillán con 350 personas registradas, mientras que, en San Carlos, existen 24. El resto de las comunas de Ñuble casi no presentan habitantes en condición de calle, salvo Bulnes, que presenta 5 PSC. El Carmen y Quirihue, tienen 2; y Coihueco, también con dos personas.
En el caso de la capital regional, la problemática es compleja y heterogénea. De acuerdo a datos de la Dirección de Desarrollo Comunitario, la mayoría de las personas en situación de calle son ciudadanos chilenos y casi el 50% de ellos provienen de otras regiones del país y pasan por Chillán para llegar a otros destinos, principalmente en dirección al sur.
“Diría que el 30% son personas de otras nacionalidades. Más de la mitad de las personas que están en calle hoy, no son de la comuna de Chillán. Hay desde Iquique hasta Punta Arenas que tenemos en diferentes puntos calle. Algunos se han quedado aquí, otros estaban de tránsito durante el último mes. Entonces, el panorama es muy diverso. El diagnóstico es muy cambiante y la realidad va a ser distinta en un mes más”, dijo la directora de Dideco Chillán, Zoraya Martínez.
Causas
Al indagar en las causas detrás del alza en las cifras de PSC y si la migración, es un factor que ha influido en esta, la seremi del ramo entrega su visión.
“En cuanto a si ha influido la migración en ello, es difícil determinar, por cuanto el criterio que opera para la entrega de prestaciones, en el marco del programa Noche Digna, es salvaguardar a todos los usuarios que requieran de alimentación, abrigo, alojamiento y servicios básicos, entre otros. Sin embargo, como dato complementario se tiene que el Anexo Calle 2024 da cuenta de 313 PSC extranjeros en el país, lo que representa el 1,5% del total que corresponde a 21.272 personas. (…).Son múltiples los factores que inciden en que una persona llegue a vivir en situación de calle, y cada caso obedece a una historia personal de vida asociada en muchos casos a adicciones, problemas de salud, y desvinculación familiar”, analizó Marta Carvajal.
Los problemas de salud mental, el consumo de drogas, el desempleo y la migración son temas que se asocian al incremento de las personas en calle en el territorio.
“Creemos que tiene que ver con el porcentaje de desempleo también, mucha gente que está desempleada, pero también tiene que ver con el consumo de sustancias. El abandono cuando alguien empieza a consumir lo expulsan hacia afuera, cualquiera sea la edad. Pero también, la salud mental, la comorbilidad psiquiátrica de estas personas que transitan por el sistema salud, por psiquiatría, por corta estadía y después no hay centros donde ellos puedan estar. También la inexistencia de cupos de Eleam en la región. Hay gente de tercera edad que debiera estar con cuidado más paliativo, más de esa área, una persona que está en sus últimos días de su vida, 70 o 80 años, no existen como lugares indicados para ellos, entonces, también están en la calle. También hay un porcentaje de personas extranjeras”, explicó Jorge Alvarado, director de gestión y desarrollo corporativo ONG Padre Chango.
Ayudas
En la región son diversas las estrategias que se han desplegado para atender esta realidad, a través de diversos programas con apoyo de Mideso. Uno de ellos, es el convenio porque existente entre la Seremi de Desarrollo Social y la Municipalidad de Chillán para el funcionamiento de la Hospedería Noche Digna, ubicada en Avenida O’Higgins, la cual permite ofrecer alojamiento, alimentación, abrigo e higiene a PSC y durante los 365 días del año, con 60 cupos. Este convenio supera los $180 millones. También, a través de un convenio por $78 millones con el municipio se está ejecutando el “Programa Calle”, el cual entrega apoyo para que 30 personas, mayores de 18 años, puedan superar la situación de calle a través de acompañamientos psicosociales y sociolaborales.
Además del programa de atención del Hogar de Cristo, ha funcionado durante los 365 días del año el albergue de la ONG Corporación Padre Chango, que busca la reinserción social de quienes no tienen techo, revinculándolos con instituciones y redes de apoyo, brindando un espacio de acogida y compañía, con el fin de mejorar su calidad de vida.
De cara a este invierno para abordar a la población en situación de calle, el Gobierno anunció que continuará con la estrategia del Plan Protege Calle, que incluye albergues y rutas de atención en la región de Ñuble.
“Uno de los componentes del Programa Noche Digna, orientado a brindar alternativas de hospedaje y atención básica a personas en situación de calle en época de bajas temperaturas. Este plan dispone de un presupuesto regional superior a $602.800.000 para la ejecución de 10 dispositivos de atención que consideran 6 albergues y 4 rutas de atención en calle. Uno de estos Albergues Protege en Chillán, tendrá atención durante los 365 días del año, con cupo para 20 personas, y una inversión superior a los 167 millones de pesos. Adicionalmente, habrá otros cuatro albergues en la comuna de Chillán, con capacidad para 20 personas también cada uno, y otro en la comuna de San Carlos, a fin de poder dar cobertura y proteger la vida y la salud de las personas en situación de calle, especialmente durante los meses más fríos del año”, detalla.
El aumento de las personas en busca de cobijo y servicios básicos se ha tornado evidente entre organizaciones dedicadas a esta causa social, donde la demanda es superior a la capacidad de respuesta.
Bárbara Norambuena, coordinadora del albergue de la Corporación Padre Chango, comentó que han constatado esta tendencia en el recinto, que en la actualidad cuenta con 20 cupos más uno de emergencia.
“Siempre tenemos los cupos llenos, mandan derivaciones de repente y no tenemos donde tenerlos, por eso ocupamos el cupo de emergencia casi todos los días”, precisó.
Si bien ayudan a satisfacer las necesidades básicas, la organización durante su trayectoria ha apostado por un modelo de intervención, gestionando redes para apoyar a la persona a salir de su condición de calle.
“Hemos trabajado por la metodología de trayectoria de la intervención en calle. Primero hacer un buen diagnóstico a priori, rápido e individual principalmente de las necesidades y de las capacidades que tiene esa persona, y ahí empezar a trabajar desde un plan más individual. Es decir, si la gestión primera es salud, si hay enfermedades crónicas, va a depender del grupo etario, porque hay cabros que están en calle que son trabajadores, y ahí la acción tiene que ver con buscar un trabajo, con conversar mucho con él para poder de cierta forma compensar un poquito el tema de la salud mental. Mucha gente está con depresión cuando está en la calle, ya, entonces son temas asociados. Vamos viendo en este plan individual donde el equipo pone la fuerza para que ese participante pueda tener una respuesta, pero sobre todo una buena acogida”, describió Jorge Alvarado.