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En un caso que terminó por acaparar todas las miradas se transformó el hallazgo de un cuerpo esqueletizado al interior de una bolsa en la comuna de Ñuñoa. Lo que parecía ser obra del crimen organizado, terminó en un vuelco luego que se confirmara que una mujer religiosa de 80 años, supuestamente amiga de la persona hallada, guardó las osamentas en una casa por cerca de un año, todo porque “habían hecho un pacto”.
Según informó CNN Chile, Francisco Lanas, de las Fiscalía Oriente, relató que se trata de dos mujeres religiosas no consagradas así que no se les puede determinar como monjas, que mantenían una relación de amistad desde hace muchos años.
“Se establece que en el transcurso de esos años, ella (la mujer hallada en la bolsa identificada como Érica Fernández Mora), inicia una enfermedad que nunca se trató. Es en ese contexto es que ellas hacen esta especie de pacto de aislarse”, indicó Lanas.
El fiscal detalló que ambas “tenían la aspiración de ser monjas de claustro, de no tener contacto mayor con el mundo exterior, por lo tanto, llegan al acuerdo de que en caso de fallecimiento de una u otra, no dar cuenta a la autoridad y cuidarse entre ellas hasta el último momento, incluso después de eso“.
La mujer fue vista luego llevando una maleta hasta la calle Los Talaveras con Eduardo Castillo Velasco (a cerca de 2 cuadras de su casa en calle Los Jardines), donde finalmente la abandonó y volvió por su camino.
El Ministerio Público apuntó que la hija de la mujer que conservaba el cuerpo se fue a vivir con ella a inicios de abril, y que ello podría haber incidido en sus intenciones de sacarlo del domicilio.
La mujer, a quien se identificó como Lorenza Ramírez Barrera quedó apercibida tras entregar su testimonio en dependencias de la PDI.
Según reveló Emol, las mujeres mantenía una relación de pareja, y no una simple amistad, como señalaron desde la Policía de Investigaciones y Fiscalía.