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Señor Director:
Todos quienes trabajamos en sostenibilidad leímos con sorpresa un reciente artículo de The Wall Street Journal sobre la ofensiva hacia ESG, con ejemplos de firmas estadounidenses que están evitando la sigla, prefiriendo términos como “negocio responsable” o simplemente “sostenibilidad”.
Los ataques contra ESG son relevantes por dos razones. Primero, muestran el avance de la sostenibilidad en la agenda empresarial y en la presión sobre los rezagados. Inversionistas y reguladores exigen a las empresas demostrarla en sus negocios, lo que es una amenaza vital para industrias contaminantes y el status quo en los directorios. Y hay fricción, una prueba es el récord de gasto en lobby de las petroleras en 2023.
Segundo, son una alerta a empresas e inversionistas sobre los riesgos del “greenwashing”, al crear un espacio justificado para la crítica sobre la inversión sostenible. Hay una gran necesidad de mejorar la coherencia y fuerza de las mediciones ambientales, y de eliminar palabras que no se respaldan con evidencia.
Independiente de la discusión semántica sobre ESG, hoy las amenazas climáticas son más urgentes, al igual que la necesidad de que el sector privado se adapte, transparente su impacto y aporte soluciones.
Ana Amar, Directora para América Latina de SLR-Corporate Citizenship