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Vecinos del sector Lomas del Valle, ubicado en camino Las Mariposas km 3, denunciaron ante la Superintendencia del Medio Ambiente la existencia de ruidos molestos sumada a la presencia de plagas, debido al funcionamiento de un aserradero colindante a la villa, la cual, a pesar de las múltiples reuniones realizadas entre el dueño del recinto con los vecinos y las constantes advertencias recibidas por parte de la Seremi de Medio Ambiente, mantiene ejecutando sus faenas de forma habitual.
En un documento redactado el pasado 10 de octubre por la junta de vecinos de Lomas del Valle, en conjunto con la Delegación Oriente y la concejala Brígida Hormazábal hacia la Ilustre Municipalidad de Chillán, quedó de manifiesto algunas de las incomodidades percibidas por los habitantes del sector poniente de la capital regional. Emanaciones de gases, presencia de ratones, polvo en suspensión y contaminación acústica son las quejas fundamentales que desarrolla dicho comunicado.
“Quisiéramos mencionar que este complejo tema se dio a conocer a ustedes (autoridades municipales) en un concejo donde expusimos la relevancia que nos aquejan como comunidad; todo esto quedó dicho el día 21 de marzo (del año 2023) y hasta la fecha no tenemos su apoyo ni tampoco alguna solución favorable”, expresa el oficio.
En otra arista, la junta de vecinos de Lomas del Valle, dirigida por su presidenta, María Inés Penroz, reconoció haberse reunido en al menos dos oportunidades con Rodrigo Fonseca, propietario del Aserradero Fonseca, para hacer evidentes las incomodidades que los vecinos de la villa diariamente deben afrontar; y aunque reconoce la buena disponibilidad con que el propietario les ha atendido, también admite que las tratativas han quedado en nada.
“Además del aserradero, existe un sitio eriazo por el costado norte del sector, el cual también pertenece a él; y en ese espacio camiones constantemente botan escombros y basuras, lo cual también nos ha generado una que otra plaga de ratones más la cual debemos afrontar”, complementó la presidenta vecinal Penroz.
Según el Ministerio del Medio Ambiente, el máximo de decibeles permitidos en residencias es de 55 dB en horario de 7 a 21 horas, y 45 dB de 21 a 7 hrs. En este caso, los ruidos percibidos por los vecinos de este sector llegan hasta los 69 dB, 14 decibeles más que el máximo permitido.
“También, en ese espacio de vez en cuando debemos realizar cortafuegos con nuestras propias manos, porque el pastizal que existe es tanto, que nosotros mismos no podemos fiarnos de que el propietario de este sitio baldío las pode; eso, sin considerar el foco de delincuencia permanente que genera el sitio por la presencia de estos matorrales y la nula iluminación existente”, reconoció Penroz.
Antes en el lugar
Rodrigo Fonseca, propietario del aserradero, conversó con La Discusión para entregar su testimonio acerca de las relaciones suscitadas entre el recinto con los vecinos. “Lamentablemente, la constructora les tendió un sebo y cayeron. Yo compré este terreno (donde está ubicado el aserradero) el año 2000; de ahí regularicé todo lo necesario y ahora poseo patente para ventas desde el 2008”, aseguró Fonseca.
“Yo soy una persona trabajadora que no busca conflictos con nadie, y espero que eso siga así. Actualmente estoy administrando un terreno en el sector de Boyén, donde pretendo trasladar mi aserradero. Estoy muy consciente de las quejas de los vecinos, pero deben entender que no puedo trasladar de un día para el otro mis instalaciones. En cuanto a los ruidos molestos y la emanación de gases, reconozco que mis maquinarias antiguamente trabajaban ocho horas consecutivas, de lunes a sábado; ahora están trabajando cuatro, y espero seguir disminuyéndolas conforme pase el tiempo”, recalcó el propietario de la barraca.
Texto: Luciano Gallardo