Comenzó el programa que promueve reutilización de residuos agrícolas. La iniciativa busca optimizar el manejo de los residuos a través de las prácticas alternativas al uso del fuego entre las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía, y se inserta en la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recurso Vegetacionales (ENCCRV) que ejecuta Conaf a través del proyecto +Bosques con apoyo de FAO, y que es implementada por el Instituto de Investigación Agropecuario, INIA.
Gabriela Soto, jefa del Departamento de Cambio Climático y Servicios Ecosistémicos de Conaf, sostuvo que “esta medida de acción de alternativas de manejo y uso de residuos silvoagropecuarios -inserta en la estrategia de cambio climático- es un instrumento clave para disminuir el uso de las quemas en áreas de alto riesgo de incendios forestales, incentivando a los productores a usar prácticas sustentables que aporten a la gestión predial y no por la vía de la prohibición”. Agregó que la sociedad debe seguir avanzando en mitigar los efectos del cambio climático y que para ello resulta fundamental abordar las causas de este fenómeno.
Para Pablo Honeymann, coordinador nacional del proyecto +Bosque, la alianza con INIA para impulsar este programa, es muy relevante. “Hoy más que nunca es necesario implementar prácticas sustentables como la incorporación directa de los rastrojos, el compostaje, entre otras, además de generar capacidades y definir herramientas y maquinarias adecuadas para hacer económicamente viable estas alternativas, y así llevar a cabo estas prácticas tan beneficiosas para los agricultores y agricultoras”.
La investigadora y coordinadora de INIA Quilamapu de este programa en la Región de Ñuble, Sigrid Vargas, destacó que “más allá de prohibir el uso del fuego, lo que buscamos es que los y las agricultoras valoren el material que se pierde al quemarlo, y que se motiven a trabajar con él, utilizándolo de manera productiva, como alimento para animales, en mejoramiento del suelo, sustrato para la producción de hongos comestibles o bioenergía, entre otras muchas alternativas”.
Asimismo, explicó que, a pesar de que existen protocolos para realizar quemas agrícolas de manera legal, y con restricciones para evitar la propagación del fuego, aun así, en muchas ocasiones terminan siendo un peligro para el medio ambiente y el bosque nativo”. En relación con esto, comentó que “en conjunto con el comité técnico asesor, donde hay representantes de los ministerios de Agricultura y Medioambiente, se definieron los sectores críticos en los cuales se va a trabajar, siendo las regiones del Ñuble, Biobío y Araucanía, las más complejas”.
En cuanto a la operatividad del programa “Prácticas alternativas al uso del fuego en el sector silvoagropecuario” que se extenderá por dos años, Sigrid Vargas señaló que ya se eligieron las comunas con las que se trabajará, y que forman parte de las comunas más afectadas de las tres regiones definidas. Destacó que las comunas pertenecen a tres condiciones agroclimáticas distintas, lo que resulta representativo de las grandes realidades geográficas de nuestro país. Se trata de Victoria (Araucanía) del valle regado, El Carmen (Ñuble) de la precordillera y Cañete (Biobío) del secano costero. En esta selección Vargas recalcó que “las prácticas alternativas al uso del fuego van a estar adaptadas al área agroclimática respectiva”.
Énfasis en la capacitación
Uno de los aspectos destacados del programa apunta a traspasar la información a las y los agricultores, profesionales, estudiantes y otros actores. Sigrid Vargas mencionó que próximamente se conformarán los grupos de extensión tecnológica, integrado por 30 participantes. “Estos se van a definir en conjunto con Conaf e INIA, para elegir el perfil de agricultores/as que hayan iniciado la transición de uso del fuego a prácticas alternativas, o aquellos que se encuentren con dudas, pero que tengan la intención de buscar un manejo sostenible”. En este punto, la profesional de INIA Quilamapu indicó que “a comienzos del próximo año tendremos los agricultores elegidos, para iniciar las capacitaciones y la transferencia tecnológica”.