La inteligencia artificial es uno de los desarrollos tecnológicos más revolucionarios que hemos visto en el último tiempo. Ejemplos de esto hay de sobra, tal como se puede apreciar en los recientes resultados publicados en el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial, reporte que nos entrega una fotografía sobre cómo hemos avanzado en la región en cuanto a la implementación e incorporación de esta herramienta tecnológica en diversas industrias. Se trata de un estudio que además de entregarnos la oportunidad de evaluar cómo lo estamos haciendo como sector, me hizo reflexionar sobre dos puntos en particular.
En primer lugar, el informe reveló que existe una gran desigualdad en el desarrollo de la IA por país. En el caso de Chile, si bien contamos con un liderazgo positivo en Latinoamérica, aún permanecen ciertas barreras relacionadas a los procesos y trámites para registrar patentes, un ámbito donde seguimos en desventaja.
Por otro lado, se evidenció que, si bien es necesario potenciar un trabajo colaborativo para impulsar tanto el desarrollo como implementación de la IA, todavía nos queda un largo camino por recorrer: actualmente solo existe un 7,53% de este tipo de instancias a nivel global.
Entendemos que sigue existiendo una disyuntiva entre el temor y la esperanza, sentimientos que son lógicos al enfrentarnos a algo desconocido como es el caso de la IA. Sin embargo, las cifras no mienten: su uso permite que las personas se concentren en aquellas actividades de alto valor, como la creatividad, la resolución de problemas y las interacciones interpersonales, reduciendo costos hasta en un 30%, generando lo que llamamos una fuerza laboral “aumentada”.
Mi invitación es a tomar esta oportunidad y explorar los enormes beneficios asociados a la IA. En un mundo que está en constante cambio, puede ser el mejor aliado.
Juan Pablo García