Señor Director:
Soy un joven trabajador administrativo de una empresa del área agrícola. Llevo 1 año viajando en transporte público desde mi casa a mi trabajo ubicado en la capital regional de Ñuble. En abril de 2022 comencé pagando $1.000 pesos en transporte por una distancia media de 25 km. Para agosto de 2023 ya pago $1.700. Perfectamente podría denunciar esto a las autoridades locales, imagino que la Subsecretaría o bien alguna agrupación gremial podría velar por alzas más conscientes y detener algo antes nunca visto. Pero hay un problema pequeño.
Esta exageración en el valor ya se está tratando de compensar o solucionar, no es justo que los elevados costes afecten tanto el bolsillo, o por lo menos el bolsillo de 7 millones de chilenos, solo que las medidas no favorecen a mi región, sino solo a la Metropolitana que permitirá que alcanzado el tope mensual de $38.000 los viajes sean gratis, noticia recientemente anunciada, que quizás pasó desapercibida en medio de los cambios en el gabinete. A diferencia de los $69.000 que yo y otros tantos gastamos mensualmente. Entienda por favor que no es envidia o recelo por la capital nacional. Manifiesto mi observación porque sumado a que nuestro transporte no recibe vehículos eléctricos, nuevos, de segundo piso, con cargador USB, aire acondicionado, y pese a que su pasaje sube regularmente cada 3 meses, aquí tratamos de capear esta situación sin quemarlos ni tampoco evadiendo el pago. Para que conste al lector, viví y trabaje en Santiago y en un periodo difícil a fines de 2019. En aquel momento allá eran $30, acá hoy son $700.
Miguel Maldonado