Señor Director:
Los dichos recientes de la presidenta del PPD, parecían insinuar alguna mínima autocrítica en el poco estructurado mundo del oficialismo, algo desde luego infrecuente entre dirigentes que orbitan los problemas desde la esfera de la suficiencia, la egolatría y la displicencia hacia las realidades. Pero esa brizna de sensatez y realismo que pareció infiltrarse en el denso escenario de las ideologías más recalcitrantes, no duró ni siquiera veinticuatro horas, dado que su autora no tuvo el carácter ni la fortaleza para sostener sus opiniones, y finalmente claudicó ante la marea arrolladora de lo políticamente correcto. Lamentable, sin duda.
Sucede que dos derrotas electorales estrepitosas en menos de un año, la economía virtualmente estancada, sedicente incremento del gasto público en la creación de más de 90 mil nuevos empleos, inflación persistente por lo mismo, anuncios de nuevos tributos, discursos ramplones, versiones oficiales sobre el pasado reciente, lenguaje en fase de agonía y un ideologismo prepotente y agobiante, conforman un cuadro político, económico y cultural que está llevando al país, a los ciudadanos comunes y corrientes, al pueblo que trabaja todos los días, a un escenario de profunda frustración, hastío y desesperanza.
Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega
Abogado