Señor Director:
Definir la mejor forma de organizar la atención sanitaria se ha transformado en una tarea compleja y de enormes dimensiones, con el potencial de afectar a personas y comunidades en sus aspectos más significativos.
Los principios esenciales de la bioética entregan un marco axiológico para la atención sanitaria, al integrar los derechos fundamentales a la vida e integridad física y psíquica, con la autonomía y dignidad humana. Eso ocurre en tiempos en que el llamado “paternalismo” de los profesionales de la salud retrocede ante un modelo de atención más deliberativo y de colaboración entre los responsables de otorgar la prestación sanitaria y quienes las reciben.
De esta manera, impulsar un sistema de salud de calidad debe considerar aspectos técnicos, enfocados en minimizar el riesgo actual o potencial de causar daño a las personas, mediante la entrega de prestaciones seguras, basadas en la evidencia científica y orientadas a generar impacto en los individuos y sus comunidades, siempre cautelando los recursos sanitarios. Sin embargo, también debe aspirar a ser expresión clara del respeto a la dignidad de las personas -hoy en el centro de su accionar- para alcanzar mayores niveles de equidad en salud, evitando discriminaciones de cualquier tipo y actuando sobre toda barrera en el acceso a las prestaciones sanitarias, sean políticas, sociales, geográficas, culturales, económicas y un largo etcétera.
Parece enorme el desafío de dar cumplimiento a todos estos aspectos, más cuando se enmarcan en las propias realidades y expectativas de las organizaciones asistenciales; no obstante, las acciones individuales y colectivas de los diversos actores del sector, orientadas por el compromiso con los principios y enfoques mencionados, permitirán un avance sostenido hacia la conformación de un sistema de salud accesible, oportuno y de calidad, con sólidas bases éticas.
Ernesto San Martín Zúñiga
Director de Postgrados Facultad de Medicina y Ciencia USS