Señor Director:
Algunos convencionales constituyentes han puesto sobre la mesa la posibilidad de modificar nuestros símbolos patrios. Mientras unos apelan a su poca representatividad, otros afirman que en nombre de dichos emblemas se han desarrollado graves acontecimientos contra comunidades e individuos en el pasado. Según el historiador francés Antoine Prost, “la historia dice la verdad, pero sus verdades no son absolutas”, más bien son relativas y parciales porque siempre se extraen a partir de contextos determinados y en vez de objetividad demandan distancia e imparcialidad.
Habitualmente se cae en el clásico error de juzgar la Historia con la mirada y pensamiento actual, esta práctica es absolutamente equivocada y sobre todo superficial. No obstante, esto no impide la expresión de juicios de valor y repensar los hechos históricos. Pero procurar comprender a la ligera la Historia de tiempos, hechos o actos producidos décadas o incluso siglos atrás mediante una mirada actual supone una enorme falla.
Los argumentos vacuos y simplistas no conducen nada más que a respuestas sin ningún tipo de valor, y es sumamente pernicioso que cambios, refundaciones o incluso actos delictuales estén basados en esto tipo de entendimientos erróneos -que carecen de todo rigor- ya que pueden originar amenazas las sociedades democráticas y a la libertad de las personas.
Martín Durán F.
FPP Concepción