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Decía Óscar Wilde, que la experiencia enseña mejor que la docencia, porque primero viene la prueba y luego la lección. No es tarde, de todas formas, para intentarlo, pero para eso se requiere algo de voluntad, un buen par de zapatillas, ganas de caminar y esperar que se concrete el anhelo del historiador, José Polanco Venegas, chillanejo quien hoy radicado en Santiago, pretende replicar su proyecto “Santiago a Pie, Chile con Historia” en la capital regional.
Polanco tiene un canal de Youtube con el mismo nombre del proyecto y ha subido 19 videos con sus experiencias, llevando turistas o locales apasionados por conocer qué es ese lugar que ellos llaman su hogar. Paseando con santiaguinosPaseos por el Cementerio Católico, por el barrio Italia, el Cerro Manillas o el intrigante paseo del Nacional Socialismo en Chile en la capital, se muestran con cortos videos de no más de dos minutos, “pero los paseos obviamente son más largos y en promedio me acompañan entre 25 a 30 personas cuando muestro barrios emblemáticos; y cuando se trata de cementerios, siempre son más 120 los que se inscriben”.
Alguien podría pensar en morbo. Contradecir esa tesis es aventurado, sin embargo, lo que es cierto es que “el cementerio es lo más cercano que tenemos con nuestros antepasados. Es donde está toda la gente que antes eran los únicos chillanejos que había, eran los que hacían exactamente lo que nosotros hacemos hoy y sentían su ciudad tan suya como propia la sentimos hoy”, apunta.
El arranque metafísico no es gratuito. Así lo asegura el historiador, quien además es técnico en Turismo y gastrónomo, porque “pasear por los barrios, los lugares insignes es, después de todo, muy parecido desde el punto de vista de la historia, que estar en un cementerio. Caminamos todos los días por calles, plazas, por fuera de iglesias, escuelas o liceos que fueron escenario de episodios determinantes para la historia, y que tienen además una enorme carga emocional que, si no se rescata, se empieza a perder en el olvido”. Según la literatura, Chillán y Ñuble en general jugaron un rol capital en el asentamiento de la Colonia. Fue acá donde hubo una activa participación en las actividades franciscanas del país, acá donde se enfrentaron Los Pincheira y los patriotas, el río Chillán fue el escenario de la Batalla de El Roble y “además tiene una potentísima historia vitivinícola y gastronómica, lo que se refleja, por ejemplo, en las longanizas, el vino pipeño y la cepa País, que es una de las pocas que van quedando en el mundo”.
Un tesoro escondido
Para pasear por Chillán, sostiene, hay mucho. Los museos, desde el Marta Colvin al Claudio Arrau, pasando por del Ciencias Naturales, El Chinchorro, el de la Iglesia San Francisco y otros que se han ido conformando con bas e en colecciones particulares.Las iglesias también tienen sus historias, desde la Catedral que representa dos manos de dedos entrelazados como en acto de rezo; la de Las Carmelitas o la San Francisco, para terminar en la de San Juan de Dios, el primer monumento nacional de Ñuble.Otros circuitos “pueden ser el Cementerio Municipal, el barrio central. En fin las ideas son demasiadas porque Chillán tiene una carga histórica que no todos tienen en cuenta”. explica.
Tras recordar que hace unos años envió un proyecto a la Municipalidad de Chillán para pedir apoyo para esta iniciativa, “pero ni me pescaron”, dice, asegura que “cuando las personas entienden de dónde vienen, quiénes eran las perso-nas que construyeron con tanto sacrificio todo eso que hoy creemos nuestro por derecho propio, es cuando empezamos a querer más a la ciudad, a cuidarla y respetarla”.