Desarrollo verde
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En los temas vinculados con los agronegocios, de acuerdo a lo que vaticinan expertos chilenos y extranjeros, en menos de tres décadas seremos testigos de un cambio fascinante, ya que cada vez más las plantas se utilizarán como biorreactores y no sólo producirán alimentos (proteínas, hidratos de carbono o fibras), sino variadas formas de energía, enzimas industriales, plásticos o medicinas.
¿Será capaz Ñuble de subirse a este carro y tener una nueva generación de industrias? ¿Será capaz de dar ese salto a la “industrialización de lo rural”, con nuevos productos más abundantes, más baratos, de mayor calidad y con mucho menos impacto sobre el medio ambiente? ¿Seremos capaces de desarrollar una “industria verde” que utiliza energías limpias y renovables, como la solar, donde las hojas sean eficientes “paneles” y las semillas los chips, determinen las características de ellas, de modo que en lugar de tener chimeneas y emitir gases, consuman el dióxido de carbono de la atmósfera?.
Parece increíblemente difícil todo lo anterior, mientras la agenda social nos siga golpeando la puerta todos los días: pobreza estructural, la crisis del sistema jubilatorio, la desigualdad y violencia, la diferencia de ingresos entre pobres y ricos, la necesidad de una educación de calidad. Y lo mismo ocurre con la agenda ambiental que reclama soluciones a la desertificación y al problema de acceso al agua.
El tratamiento de estos puntos debe acelerarse y profundizarse, pero ello no puede anular la capacidad de visualizar el futuro e impedir que el desarrollo sustentable trascienda el análisis académico y se instale dentro de la agenda del poder, poniendo en el centro de la escena al Estado y su capacidad de adaptarse a este nuevo paradigma.
Ñuble tendrá pronto su primera estrategia de desarrollo, una carta de navegación para proyectar su futuro que debería convocar, detrás de un objetivo común, a la clase política, a la sociedad civil en su conjunto, y por supuesto a los empresarios, que deberían ser los responsables de asumir riesgos, capacidad de inversión y creatividad frente a los desafíos de este nuevo período.
En este sentido, es necesario superar mitos y posturas más ideológicas y estar dispuestos a atreverse en materia de mercado laboral, con flexibilidad, capacitación continua y principalmente inversión en nuevos proyectos.
Con cerca de 500 mil habitantes y un potencial reconocido en el ámbito agroalimentario, Ñuble necesita una estrategia de desarrollo sustentable que debe incluir a los problemas urgentes de la agenda social y ambiental, pero también ser capaz de mirar el futuro y prepararse para la transformación de nuestros paradigmas productivos y la aparición de las industrias verdes.