Parece no haber otra receta. La eficacia del confinamiento obligatorio es hasta ahora el único método capaz de reducir la movilidad y aglomeraciones como medida para disminuir los contagios por Covid-19.
En el caso de Chillán y Chillán Viejo, la primera cuarentena que rigió entre el 30 de marzo y el 23 de abril, redujo hasta en un 75% la movilidad en el centro de la capital regional, de acuerdo al estudio realizada por el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) el cual reúne a profesionales de escuelas de economía e ingeniería de destacadas universidades del país, entre ellos Sebastián Astroza, Sebastián Cancino y Juan Antonio Carrasco (Facultad de Ingeniería, Universidad de Concepción) y Helen De la Fuente (Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía, Universidad de Concepción).
La reducción de movimientos hacia el centro de Chillán fue pronunciada ya a partir del cierre de establecimiento educacionales a mediados de marzo (en torno a un 60%), bajando un poco más durante el período de cuarentena, acercándose al 75%.
Durante el confinamiento, además, la movilidad hacia la intercomuna desde Bulnes y San Carlos se redujo en cerca de un 70%.
Sin embargo, al levantar la cuarentena la reducción de movilidad llegó rápidamente a niveles cercanos al 20% para Chillán, Chillán Viejo y San Carlos y al 30% para Bulnes.
“Es destacable que no solo existe un impacto en esas comunas, sino que también en otras aledañas, dependientes funcionalmente de ellas, como es el caso de San Carlos, que disminuye de manera muy similar a esas dos comunas, y Bulnes que también disminuye su movilidad, aunque en menor grado”, afirmaron los autores del estudio.