7 años de la Región de Ñuble

El 6 de septiembre de 2018 Ñuble dejó de ser provincia para convertirse en la región número 16 de Chile. El acto legislativo que lo hizo posible -la Ley 21.033- fue el desenlace de una lucha de décadas, alimentada por la sensación de postergación frente al centralismo ejercido por Concepción. La movilización de ciudadanos, representantes políticos y dirigentes gremiales supo transformar una aspiración identitaria en un proyecto político viable.
Han pasado siete años desde ese hito, y la pregunta es inevitable: ¿Cuánto se ha avanzado?
La historia enseña que Ñuble ha tenido que adaptarse a divisiones y redefiniciones administrativas desde su creación como provincia en 1848. Su configuración fue moldeada por leyes, decretos y constituciones que reorganizaron departamentos y subdelegaciones, hasta que en 1974 la dictadura diluyó su autonomía al integrarla a la Región del Biobío. Ese retroceso significó más de cuatro décadas de decisiones tomadas en Concepción, con un impacto directo en la falta de inversión pública. En 2018, apenas el 18% del presupuesto regional llegaba a las 21 comunas ñublensinas y no superaba los 25 mil millones de pesos.
Hoy, el panorama es distinto. Ñuble administra de forma autónoma un presupuesto de 85 mil millones de pesos. No es un mero aumento contable, significa capacidad real para decidir, financiar y ejecutar proyectos. Los avances son visibles. La red de salud sumó siete cesfam y se acerca la inauguración del nuevo hospital regional, largamente esperado. En seguridad, se han instalado unidades especializadas de Carabineros y en conectividad, el pavimento rural pasó del 25 % al 37 %, con la meta de alcanzar la mitad de la red en los próximos años. En vivienda, más de 8.000 familias han recibido su casa propia, lo que posiciona a Ñuble entre las regiones con mayor avance.
El primer Cabildo Regional, impulsado desde el GORE, expuso el jueves una hoja de ruta de diferentes obras con miras a dos hitos que marcarán el 2028: los 250 años del natalicio de Bernardo O’Higgins y los 10 años de la Región de Ñuble. Ese mismo día, fue presentado el Plan Nacional de Infraestructura Pública 2025-2055, que abre perspectivas aún mayores, pues incluye proyectos que pueden marcar el destino de la región en las próximas tres décadas.
Sin embargo, el balance no es solo de luces. Ñuble sigue exhibiendo la tasa de desempleo más alta del país, un crecimiento económico lento y una estructura productiva poco diversificada. La inversión privada no ha despegado al ritmo esperado, en parte por el déficit de transmisión eléctrica que ha frenado proyectos productivos durante cinco años. En materia de servicios públicos, persiste una dotación funcionaria insuficiente, mientras que el mar frente a Cobquecura y Trehuaco sigue siendo birregional. La prórroga del permiso para que embarcaciones del Biobío operen en la primera milla, extendido hasta 2027, ha generado denuncias de sobreexplotación y daños a la biodiversidad, sumando tensión política y social.
Ñuble es una región que ha avanzado con decisión, pero que aún enfrenta importantes desafíos. En este séptimo aniversario, la reflexión debe ser doble. Por un lado, valorar lo conseguido, y por otro, asumir que la madurez regional exige superar brechas sociales y económicas que oscurecen el esperanzador horizonte que dibujó en 2018 nuestro cambio de estatus político-administrativo.