Parque Schleyer en recta final

El próximo viernes 26 de septiembre Chillán vivirá un momento decisivo en su largo camino por extender sus áreas verdes y, al mismo tiempo, honrar la memoria de un filántropo que hace casi un siglo imaginó una ciudad con más espacios naturales al servicio de la comunidad. En esa fecha se presentará la maqueta final del futuro Parque Schleyer, proyecto largamente anhelado por generaciones de vecinos y que, tras años de promesas inconclusas, entra ahora en su fase definitiva.
Aunque está lejos de la superficie que imaginó el empresario Juan Schleyer, en 1929, al momento de su donación, lo que se construirá en los terrenos de la exmedialuna y la antigua Escuela Hogar Municipal F-205, será el cuarto pulmón urbano de Chillán, junto con Quilamapu, La Rufina (impulsado por el GORE) y Ultraestación.
El diseño elaborado por la firma Emmer & Gallardo Arquitectos Consultores pretende interpretar las miradas y voces de cerca de 400 personas que participaron en las siete rondas de participación ciudadana impulsadas por la Secretaría de Planificación Comunal. Sus sugerencias fueron incorporadas en la propuesta final. En ese sentido, este parque no será una obra completamente impuesta desde la administración municipal, sino una construcción colectiva que recoge aspiraciones concretas de quienes habitan ese sector de la ciudad.
Los testimonios de vecinos muestran preferencias por un lugar de encuentro sin el ruido de canchas deportivas, con seguridad permanente, libre de muros rayados y con la tranquilidad necesaria para que familias, niños y adultos mayores puedan convivir. Por lo mismo, el desafío para la Municipalidad no termina en el diseño ni en la construcción, sino en mantener y proteger ese concepto.
La propuesta contempla casi 20 mil metros cuadrados, con una mezcla equilibrada de áreas verdes (8.516 m²), zonas de trote y caminata, espacios de recreación y cultura (un anfiteatro, mural comunitario y huertos vecinales), además de infraestructura de apoyo como baños, cafetería y administración. La diversidad de usos apunta a que este espacio no se limite a la contemplación, sino que se transforme en un motor de cohesión social y cultural.
El financiamiento inicial, superior a los $3 mil millones, proviene del Gobierno Regional y del municipio. La ruta que sigue es la misma de cualquier proyecto con fondos públicos: aprobación técnica en el Ministerio de Desarrollo Social, firma de convenios, revisión de Contraloría y licitación. Son pasos inevitables, pero ojalá no aparezcan “sorpresas” que empantanen esta iniciativa, cuya fecha de inicio está prevista para inicios de 2026.
La capital de Ñuble ha crecido, pero sus áreas verdes siguen siendo deficitarias en relación con estándares internacionales. Los parques existentes son insuficientes y están desigualmente distribuidos. Palermo, un barrio histórico, ha esperado demasiado por este espacio que fue pensado para la comunidad, hace casi un siglo por Juan Schleyer. Cumplir con esa deuda no solo es una obligación moral, sino una inversión en calidad de vida, cohesión social y salud comunitaria.