Señor Director:
Desde tiempos antiguos grupos de personas establecieron asentamientos permanentes y con ello empezaron a enfrentar un nuevo problema, la acumulación de desechos.
Las primeras civilizaciones carecían de métodos de eliminación de residuos y aprendieron a enterrar los desechos de origen orgánico. La huella humana se expresó en acumulaciones de escombros a orillas de los caminos y cuando el mal olor se tornaba insoportable, la gente cubría la basura con arcilla. Por ejemplo, en Troya, la acumulación de basura, así como las capas de arcilla que la cubrían, obligaron a la gente a elevar techos y las entradas de las casas.
Alrededor del año 200 AC se promulgó en Atenas la primera ley contra el desecho de basura en las calles y los chinos establecieron los primeros recolectores de basura. En Roma, se confirmó que la eliminación de basura era un gran desafío, debido al tamaño de la ciudad y el alto índice de habitantes por metro cuadrado, donde el sistema de eliminación de desechos no daba abasto, ya que no se cumplían las leyes.
Asimismo, durante la Edad Media se arrojaba basura en zonas urbanas, lo cual generaba plagas y enfermedades.
La historia avala que el único responsable de la acumulación y mala administración de los desechos es el ser humano, quien ha planteado soluciones erradas, generalmente buscando lugares para depositar basura y no métodos de gestión eficiente de residuos.
A pesar de que la gente es cada vez más consciente de la necesidad de proteger el medio ambiente, más bien parece una tendencia para sumar “likes” en las redes sociales. En las mesas de trabajo aparece el tema de la falta de responsabilidad social y se anuncian medidas. Sin embargo, y revisando la historia, no hemos avanzado mucho más que los romanos.
Claudia Aracena
Instituto de Ciencias Naturales UDLA