Señor Director:
No deja de ser preocupante la situación de efervescencia social que estamos experimentando desde octubre del 2019. Es una efervescencia que se veía venir desde mucho antes pero que por diversos motivos no se había manifestado. Las escandalosas desigualdades de las que estábamos en conocimiento pero que no las habíamos internalizado terminaron por ser expuestas y explotó la bomba de tiempo por unos míseros $30 en el pasaje escolar, dejando al desnudo aquello que todos sabíamos pero que sólo unos pocos miraban de frente.
La pandemia que nos afecta ha tenido también repercusiones sociales y, mirando el lado positivo, ha hecho ver al desnudo lo que era secreto a voces: la miseria y el hacinamiento escondidos tras murallas y la desidia de las clases gobernantes de todos los colores que no quisieron ver la miseria y precariedad en la que muchos compatriotas viven.
EL 10% que acaba de ser aprobado en el Senado no es más que una réplica de los $30. La punta del iceberg o el pretexto para iniciar cambios sociales más sustanciales. Detrás de esto vienen otras ideas, proyectos y cambios que harán que nuestra sociedad tome un rumbo hacia la equidad y que si no se actúa, las consecuencias serán impredecible. La polarización en el orden político, social y moral así lo indica. Retomar el equilibrio basándonos en la tolerancia y el respeto escuchando el clamor y las demandas sociales debe ser el camino que nos guiará para evitar conflictos que se vislumbran a lo lejos y que ojalá nunca lleguen. De nuestros dirigentes depende.
Mario E. Arenas Wildner