Señor Director:
El próximo 15 y 16 de mayo, tendrá lugar el proceso electoral más trascendente que se haya realizado jamás en la historia democrática de Chile. Como se sabe, además de la elección de concejales y alcaldes, se eligen por primera vez Gobernadores Regionales y, por única vez, Constituyentes.
La noche del 16 de mayo, será una noche que le pertenece la Historia grande de Chile. Una noche que le pertenece a los que aprobaron cambiar nuestra Constitución, del mismo modo que les pertenece a quienes pensaron distinto. Se trata de una noche que requerirá un comportamiento generoso, sobrio y republicano de quienes legítimamente crean haber resultados triunfantes. Dicho esfuerzo, será especialmente relevante y trascedente en el marco de la elección de Constituyentes.
En dicha elección, los resultados electorales, no arrojarán vencedores ni vencidos, ni tampoco reflejarán necesariamente la representación política de los partidos. La legitimidad de la Convención, se jugará en los primeros minutos después de conocidos los resultados del 16 de mayo. Es en ese preciso momento, que se requerirá de las fuerzas políticas, especialmente de las que puedan haber escogidos escaños, un comportamiento de ejemplar prudencia y sobriedad. Sin festejos en las sedes, sin fotos triunfalistas.
A la ciudadanía no le interesa quién se quedó con tal o cual Municipalidad, con más o menos población gobernada, y mucho menos, cuántos constituyentes logró escoger cada partido.
La gran prueba de la Democracia esa noche, estará en el “sentido de generosidad y renuncia” que deberán tener los partidos, en que su triunfo más importante y, que con toda seguridad será ampliamente valorado por la ciudadanía, consistirá en vencer la tentación de apropiarse de “del proceso histórico” y especialmente de la “Convención”.
La noche del 16 de mayo, será una noche sin padre, o más bien, una noche cuya paternidad pertenece de igual forma y en idénticas proporciones, a cada habitante de la República, haya votado favorablemente en el plebiscito, haya rechazado la idea de una Nueva Constitución o simplemente no haya participado.
Esa noche todos sentiremos la responsabilidad de empezar a construir un nuevo País, en que la política se encuentra llamada a proceder con ponderación, mesura y abstinencia triunfalista.
Jorge A. Cash Sáez