El mismo día en que los restos de Bernardo O´Higgins volvían a Chile desde el Perú, los 28 mil habitantes que en ese entonces tenía Chillán ven nacer un nuevo diario. Era sábado y tenía cuatro páginas impresas en rodón en la Imprenta Nueva, ubicada en la esquina de las actuales calles Libertad y Carrera.
Escrito en castellano antiguo, en su primera página se leía lo siguiente: “Este nuevo periódico saldrá a la luz en Chillán los días sábados en la tarde. Como su nombre lo indica, será consagrado a la discusión i estudio de todos los asuntos de interés jeneral. Al efecto, franqueará sus columnas a la manifestación de todas las opiniones sin otra condición que la de mantenerse a la altura necesaria, usando comedido lenguaje i evitando exajeraciones”.
Más abajo, en la misma portada y con el título La Discusión, el vespertino explica el nombre entregado por su fundador, el abogado, banquero y poeta, Juan Ignacio Montenegro: “Como toda cuestión supone la existencia de uno o muchos puntos oscuros, estímase la discusión como un proceder adecuado para llevar la luz a la oscuridad. Para que la discusión produzca la luz requerida en el punto oscuro que debe esclarecerse son menester algunas condiciones de las cuales no puede prescindirse sin peligro. En primer lugar, a la discusión deben concurrir por si, o representativamente, todos los individuos a quienes puede i deba alertar el resultado o determinación sobre el punto que va a discutirse. En segundo lugar la discusión requiere libertad amplísima, para que todas las opiniones i todos los intereses puedan darse a conocer, juzgarse o tenerse en cuenta, en la resolución que se adopte”.
Así comienza a escribirse la historia de La Discusión. Una historia de tres siglos que lo consagra como el segundo diario más antiguo de Chile y el tercero de Sudamérica.
51.296 ediciones así lo acreditan. Páginas en papel y actualmente digitales que contienen miles de entrevistas, columnas de opinión y sobre todo crónicas y reportajes que reflejan la identidad de la antigua provincia, hoy región.
Sin duda, somos depositarios de un archivo inigualable dentro de la región: crónicas, ilustraciones y fotografías provenientes del trabajo de siete generaciones de periodistas que en un siglo y medio han integrado nuestra sala de redacción.
Suele decirse que solo la cabal dimensión del pasado permite que una sociedad se reconozca a sí misma y capte el sentido de lo inmediato. Por eso también se dice que mirar en retrospectiva es algo parecido a un puente entre el pasado por un lado, y el presente y el futuro, por el otro. Ese puente se construye de procesos y seres humanos que los lideran o protagonizan.
En el caso de la fundación del diario La Discusión, un 5 de febrero de 1870, tuvimos la suerte que se combinaron una serie de factores para alcanzar un objetivo soñado: informar con integridad y contribuir al progreso de Ñuble y su gente. Una declaración de principios que cumple 155 años y que constituye, al menos así nos gusta pensar, el espejo de nuestra acción presente y futura.
